El reconocido multimillonario Richard Branson estuvo bajo en los zapatos de una azafata después de haber perdido una apuesta acordada en 2010 con el director de la aerolínea AirAsia, Tony Fernandes.
Para dar fe de su palabra, el magnate británico con 62 años de edad, fundador de la compañía multi marcas Virgin, se hizo la depilación de las piernas, por si fuera poco se pintó los labios y se puso una falda roja.
Hace unos tres años, Branson y Fernandes se enfrascaron en una discusión para saber qué equipo finalizaría con mayor puntajes en el campeonato de 'Fórmula 1': Virgin Racing o Lotus Racing.
Virgin Racing, propiedad de Branson, terminó abajo y el magnate tuvo que aceptar la derrota, a consecuencia de la cual Fernandes hizo el pedido a Branson que realizara las tareas de los auxiliares de vuelo durante uno de los viajes entre Perth y Kuala Lumpur, lo que sucedió ayer domingo.
Después de unas seis horas de vuelo, Fernandes declaró riéndose que, como azafata Branson era "basura" y que si él estuviese trabajando en su compañía lo habría despedido sin duda alguna.
La 'transformación' de Branson fue durante un vuelo de caridad de AirAsia, cuyos ingresos fueron transferidos al fondo de niños Starlight.