Un notorio avasallamiento de las mayorías a través del control de la mente pública, ejercida por intermedio de la prensa que responde a los grupos dominantes, es lo que puede advertirse en la actual campaña presidencial de Paraguay.
Algunos dictadorzuelos metidos a empresarios de la comunicación ya han hecho su elección, y el notorio favorecido es el obispo Fernando Lugo. Lo denominan sin vacilaciones “el favorito de las encuestas” aunque quienes seguimos su campaña y le acompañamos en varias presentaciones, sabemos que la concurrencia en sus actos normalmente no supera los dos centenares de parroquianos, y que su legitimación en lista única no superó los 1.200 votantes. Para más detalles, la única vez que logró reunir más de cinco mil personas fue cuando el Partido Liberal, su principal soporte en materia de electorado, organizó un acto en Coronel Oviedo para el cual convocaron adherentes de todo el país.
Este “favorito” tendrá frente a sí a la candidata del partido que hace sesenta años gobierna el país, que en las elecciones internas de su partido se alzó con cerca de 400.000 votos (es decir, cuatrocientas veces la cantidad de votantes que sufragaron a favor de su oponente), y que en sus masivos actos arrastra espontánea u obligatoriamente a decenas de miles de sus partidarios.
A esta realidad palpable los medios de comunicación, en su mayoría en poder de empresarios enriquecidos durante la dictadura anticomunista de Alfredo Stroessner, oponen sus virulentos ataques al partido oficialista y sus dudosas encuestas encargadas a familiares de candidatos aliados al Obispo.
Una de las encuestas fraguadas corresponde a la empresa GEO, manejada por el senador José Nicolás Morínigo, que se postula para su reelección en la cámara dentro de la denominada Alianza Patriótica que candidata al religioso-candidato. La directora de la encuesta dibujada es la misma hija del candidato, en tanto otra de las encuestadoras está igualmente vinculada sentimentalmente a un candidato del mismo signo político. Vale decir, las encuestas difundidas con bombos y platillos corresponden a expresiones de deseos de los empresarios de la comunicación confabulados con los allegados del obispo y sus parientes.
Otra encuesta de dudoso origen fue la difundida por el periódico digital “Somos Paraguay”, cuyo staff está integrado entre otros, por el principal encargado de prensa del obispo Fernando Lugo, el señor Ausberto Rodríguez. El supuesto sondeo afirmaba que el obispo prácticamente duplicaba en intenciones de voto a su oponente, pero la encuestadora no informaba sobre su equipo técnico, ni sus parámetros de medición ni la fecha de sus supuestas averiguaciones. Indagando sobre la misma se pudo saber que en realidad se trata de una empresa de propaganda política, que sólo existe en un espacio virtual de Internet, donde casualmente se jacta de las publicaciones que logra en la prensa y no de su eficacia o profesionalismo.
Sobre el señor Ausberto Rodríguez, basta mencionar que ha sido eficaz funcionario por muchos años de todos estos empresarios de la comunicación que heredaron sus fortunas y sus medios del andamiaje de la corrupción y la muralla de impunidad erigida durante décadas de dictadura anticomunista.
Como persona que tuvo la mala fortuna de coincidir con don Ausberto en la elaboración del periódico “El Pueblo”, el gran revolucionario Ausberto Rodríguez era encargado del periódico febrerista "El Pueblo", acusando durante toda esa etapa un abyecto servilismo hacia quien le favoreció con el irregular nombramiento, el tristemente célebre sr. Nils Candia, expulsado por inconducta de la comisión nacional de Derechos Humanos. Conocidos corifeos de las campañas contra el MERCOSUR del sr. Aldo Zucolillo, (propagandista pro-imperialista y favorecido de la CIA en Paraguay, así como gran desinformador desde su diario ultraderechista ABC color), Ausberto Rodríguez y Nils Candia utilizaron en toda esa etapa el periódico revolucionario El Pueblo y las páginas de ABC color para atacar al ministro de Hacienda Dionisio Borda, quien curiosamente hoy es el candidato para volver a ocupar el citado ministerio dentro del gabinete del Obispo.
En aquella etapa con otros compañeros y compañeras hicimos un gran esfuerzo recaudando el dinero necesario para sostener la publicación, dado que no mejoraban las ventas a pesar de la supuesta genialidad periodística de don Ausberto, quien frustrado por el fracaso terminó renunciando, abandonando a todo el grupo que lo había impuesto y sostenido dándole injustificada confianza. Antes, imploró que no sea revelado que el principal sostén del periódico había sido el ex ministro de Industria y ex presidente febrerista Euclides Acevedo. Previamente renunció a publicar artículos sobre figuras sacras del febrerismo como el resplandeciente héroe paraguayo de la guerra del Chaco y mártir de la contrarrevolución de agosto de 1937, Mayor Joel Estigarribia, con la excusa de que su condición militar podría interpretarse como apología del militarismo, mientras daba espacio a temas inconexos con el PRF como una carta zalamera hacia su persona del conductor farandulero Bruno Masi, exclusivamente para hacerse autobombo, además de entregar la página central del periódico revolucionario a gente tan alejada del progresismo como el ultra-conservador editorialista de ABC y sobrino del presidente Eusebio Ayala (bandera del conservadurismo y de la oligarquía paraguaya), Juan Díaz Bordenave.
Lo que allí negociaron y los trueques que hicieron no es muy difícil imaginar.
En otra de sus bufas actuaciones se negó a publicar denuncias que involucraban a propietarios de medios de comunicación que habían sido sus patrones, dando un buen ejemplo de “dignidad revolucionaria”. Hoy desde su responsabilidad como jefe de prensa de la alianza que impulsa al obispo Fernando Lugo, se ha consagrado a la difusión de sondeos realizados por parientes de candidatos y encuestadoras fantasmas.
En conclusión, con especimenes de semejante ética periodística, fiabilidad en materia de encuentas, consecuencia anti-imperialista y coherencia socialista, sólo podemos augurar un gran futuro al candidato del partido liberal y su constelación de revolucionarios financiados por la CIA.