El presidente de EEUU fue a visitar a Brown, a Blair y a Elizabeth II. Esto se da cuando la corte suprema de EEUU obligó a Bush a permitir que los acusados por terrorismo en Guantánamo puedan apelar al fuero civil, y en que Brown tiene dificultades en pasar su ley para aumentar el periodo de detención policial sin presentar cargos a presuntos terroristas de 28 a 42 días. Si bien la cámara de los comunes votó raspadamente en su favor (y dividiendo al laborismo), la cámara alta podría vetarla.
Ambos episodios muestran la resistencia que ambas administraciones vienen padeciendo entre quienes les acusan de violar ciertas libertades en su guerra contra Al Qaeda. Hoy Brown quiere que la policía tenga acceso a todos los mails y llamadas telefónicas (privadas o no) de todos sus habitantes.
Una marcha chica anti-Bush fue contrarrestada con una dureza inusual en Londres: con varios detenidos y una muralla de policías y coches en la avenida que conecta al parlamento con la plaza central, como nunca antes recuerdo haber visto.
Impopulares
Los republicanos norteamericanos y los laboristas británicos inicialmente concitaron mucho apoyo al invadir Afganistán, aunque esa guerra y, sobre todo la de Iraq, han contribuido a hacer que sus gobiernos se tornen impopulares.
Brown ya no quiere seguir siendo tan faldero de Bush como lo fue Blair y quisiera retirarse lo más pronto de Iraq, aunque su aliado le obliga a no anunciar una fecha de salida. Para contentarlo con haber reducido tropas de Basora, Brown le anunció a Bush aumentar de 7,800 a 8,000 sus tropas en Afganistán.
Los dos aliados quieren evitar mostrar diferendos y coinciden en acentuar la línea dura ante Zimbabue e Irán.
En ambos países la oposición encabeza las encuestas y se puede avecinar un curioso giro en el cual la derecha pierda el poder en Londres pero gana Washington y que la centroizquierda gane la Casa Blanca para luego ver que sus camaradas británicos sean defenestrados.
No de Irlanda
La Unión Europea hace tiempo busca un acuerdo que le permita irse consolidando y dotarse de más poderes así como de una cancillería propia. Un primer intento fracasó cuando los referendos de Francia y Holanda rechazaron a la constitución europea. Por más que la mayoría de los miembros de la UE la estaba avalando, la negativa de dos Estados centrales y fundadores fue decisiva.
Tras ese fracaso todos los gobernantes firmaron el Tratado de Lisboa donde se re-combinó, aunque con una nueva forma, varios aspectos de la desechada carta magna europea. Esta vez se quiso que la ratificación solo se diera en parlamentos, con lo cual se buscaba impedir que el electorado de alguna nación volviese a ejercer un veto. Empero, Irlanda constitucionalmente estaba obligada a aprobar ello en un plebiscito, en el cual, sintomáticamente, ganó el No y con una participación y margen amplios.
Varios plantean que el voto de menos de un millón de irlandeses no puede alterar la decisión de 500 millones de europeos. Si bien Irlanda no tiene el peso de Francia y no está en condiciones de tumbar al tratado, su veredicto impulsará a los detractores de éste que hay en muchos de esos países.
Crisis europea
La Unión Europea está en crisis a raíz de que el referendo de uno de sus miembros menos poblados y centrales ha rechazado su nuevo tratado (el de Lisboa).
Para el ‘Sun’, el diario de mayor venta en la lengua inglesa, el No irlandés debería servir para que los conservadores británicos, que hoy duplican al gobernante laborismo en las encuestas, presionen para que el Reino Unido apruebe un plebiscito para repudiar dicho pacto. El No no solo es impulsado por derechistas nacionalistas o antiaborto sino por izquierdistas que se oponen al recorte de ciertos beneficios sociales o por demócratas que cuestionan el hecho que el presidente de la UE no vaya a ser electo directamente por los votantes.
Empero, todos los 27 gobiernos de la UE avalan dicho Tratado y quieren que éste sea ratificado en 26 de éstos para obligar a que recule Irlanda. Cuando en el 2001 un referendo irlandés rechazó al Tratado de Niza la UE persuadió a esta isla a que ratificase dicho pacto en otra consulta aduciendo que en la primera solo votaron el 35% de los inscritos. Mas, el actual referendo tiene más legitimidad pues allí sufragaron el 53% de los irlandeses.
Otras opciones serían mantener el status quo buscando ir pasando gradualmente algunas reformas por consenso. Empero, los países centrales de la UE no quieren detener la marcha y podrían acordar llegar a distintos niveles de unidad dentro de la UE o a buscar relegar a Irlanda dentro de la UE como un semi-miembro especial.