Víctor Corcoba Herrero. (FOTO)
Al mundo le falta que el batallón de los humildes tome la tierra que han acomodado para sí la legión de soberbios encumbrados.
También le sobra al mundo plazas en los que la venganza se sirve como menú de héroe para cerrar heridas abiertas.
Y es que las personas todavía destruimos más que construimos, ponemos armas en vez de alma, y la sabiduría al servicio de la maldad.
Deberíamos saber otros saberes. Saberes que nos hermanasen. Sólo así las cuerdas de la existencia pueden conjugar poesía con paz.
Por uno mismo empieza el bien, a fuerza de amarlo se llega al punto, donde a nadie le falta nada y donde nada le sobra a nadie.
En esta ponderación está la luz que se precisa para leer la vida, y descubrir que para ser feliz, antes hay que volverse corazón.
Un corazón que no siente se aletarga, y el amor lo embarga, que es lo que ahora parece envolver a este globo deshumanizado.
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