Las protestas al desnudo florecieron en todo el mundo como respuesta a la Guerra de Irak. En 2003, muchos cuerpos desnudos expresaron mensajes simples y contundentes a lo largo y ancho de Europa, Australia y los Estados Unidos.
El nudismo como protesta contradice a unos medios de prensa que a menudo edulcoran la guerra y la convierten en una abstracción.
Cuando el cuerpo es el campo de batalla, desnudarlo resulta perfectamente razonable.
Las personas a favor del Tratamiento Ético de los Animales esgrimieron su famosa campaña con el lema “Prefiero no llevar nada puesto que vestirme con pieles” con ayuda de celebridades desnudas y acciones directas.
El erudito Isaac Souweine sugiere que “la desnudez refleja la inocencia de los justos”.
La protesta al desnudo procede de un legado de desobediencia civil desde la perspectiva de una visión política “personalista”, tal como fue planteada por Tolstoy, Thoreau o Gandhi. Sus enseñanzas enfatizan la importancia del individuo en la lucha social. El disenso personal y la resistencia civil se manifiestan a través de marchas, boicots, plantones y huelgas de hambre, la transgresión de leyes injustas, concentraciones o mítines y performances de carácter político.
Ahora lo único que falta es que estas protestas se generalicen en Nicaragua, para manifestar el descontento contra el fraude electoral, el autoritarismo, la represión antidemocrática y el pacto bicaudillista.