Víctor Corcoba Herrero. (FOTO)
Está visto que la única forma de contribuir a la protección del medio ambiente es no resignarse. Ya lo dijo Balzac, la resignación es un suicidio cotidiano. Hay que sublevarse, primero uno contra sí mismo, puesto que un informe reciente señala que los hogares son responsables de la quinta parte de las emisiones totales de gases de efecto invernadero.
Y luego sumarse a la tercera revolución industrial, que en su preliminar revuelta ha de exigir que se considere la cuestión en todas las políticas que se desarrollen. Una buena noticia es que el Parlamento Europeo haya adoptado la propuesta de recortar entre un 25% y un 40% las emisiones de gases de efecto invernadero para 2020 y reducirlas un 80% para 2050.
Además, el informe pide la creación de asociaciones de energía solar con países del mediterráneo y un objetivo de energía neta cero en los edificios de viviendas nuevos para 2015 y en los edificios públicos para 2020. Que no se quede sólo en proposición. Hay quien habla de inversión verde como solución para dos crisis, la económica y la del cambio climático. Totalmente de acuerdo.
La protección del medio ambiente y la biodiversidad debe ser uno de los principales desafíos de todos los Estados del mundo. No se pueden perder los espacios naturales. España tiene la mayor cantidad de zonas protegidas de la Unión Europea.
Pero si nos quedamos en eso, en la mera declaración, sin tomar en serio la adopción de criterios rigurosos para su planificación y gestión que permitan optimizar el uso de los recursos para alcanzar sus objetivos con eficacia, poco avanzaremos en los resultados. Salvaguardar la salud de los ecosistemas que componen los espacios protegidos es vital.
Todos lo decimos y lo sabemos, pero no siempre se le otorga un valor de defensa a ultranza a este capital natural, indispensable para la salud pública y el bienestar general de los seres humanos. La apuesta por un futuro más verde, que combata contra el cambio climático y cree puestos de trabajo ecológicos, respetuoso con el medio ambiente, me parece una salida regeneradora, que nos viene a pedir de boca a los humanos en el momento actual. Precisamente, el auténtico progreso pasa por renovarse. Y los espacios protegidos, el medioambiente saludable, no son un problema para la economía, sino la clave de la solución, en la que han de estar de acuerdo todos los países del mundo. No seamos ciegos.
*corcoba@telefonica.net