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ACTUALIZADo 21 de JULIo de 2009
No es tan secreto
Naturalmente otra declaración que jamás oiremos salir de la boca de un político
Por Rodrigo Solís
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Las semanas subsiguientes a las elecciones en México (y sospecho ocurre lo mismo en el resto de Latinoamérica y países aledaños del tercer mundo) son terreno fértil para todo tipo de conjeturas, insultos y chismeríos. Los candidatos derrotados, en caso de no lograr el cargo público por culpa de un insignificante margen de votos, recurren indignadísimos a los medios de comunicación para exigir un recuento de votos casilla por casilla. Del mismo modo, si la derrota fue por una diferencia estratosférica, los candidatos, muy dignos, asegurarán por la vida de las santas madres que los parieron que hubo un complot de todos los demás partidos políticos en su contra.

Traducción: el político vencido tiene por vicio nunca echarle la culpa al ciudadano, que finalmente es el que vota y decide su suerte, del mismo modo que el futbolista mediocre siempre declarará que la derrota de su equipo fue gracias al ciego del árbitro y no a la falta de puntería de sus compañeros.

-Sí, un partido muy complicado, muy trabado, pero que perdimos porque fallé un penalti y porque durante la semana en vez de entrenar como los profesionales que somos, mis compañeros y yo nos fuimos de putas.

Declaración que por razones obvias (véase la tabla de posiciones rumbo a Sudáfrica 2010) nunca escucharemos de un flamante seleccionado tricolor.

-Perdí la presidencia municipal por que nací con cara de perro triste y porque el grueso de la población son unos indios analfabetos que quedaron fascinados de ver bailar reggaeton a mi adversario.

Naturalmente otra declaración que jamás oiremos salir de la boca de un político. Y claro, es duro aceptar la derrota, en especial en el terreno de la política. Por eso, los políticos derrotados, pobrecitos de ellos, una vez terminadas las elecciones se van de vacaciones a las Bahamas u otros puertos cosmopolitas de veraneo para olvidar que tienen caras de perros tristes.

Sin embargo, este escrito no trata de los políticos impresentables que a pesar de sacar un montón de votos perdieron, y ven conspiraciones, complots y traiciones dentro de su mismo partido. No señor. Este escrito va de otra cosa.

Así que por favor, amable lector, preste mucha atención. O mejor dicho, ponga mucha, mucha imaginación. Imagínese usted como candidato de un partido político. Lo sé, qué asco, pero imagínese por un instante que es un candidato. Digamos que usted será candidato a una diputación en un municipio pequeñito con unas 6000 personas con derecho a voto. Tampoco se ilusione, usted pertenece al partido menos popular del país. Apenas ha tenido dinero para invertir en su campaña, es decir, su presupuesto alcanzó tan solo para adornar con su cara de perro melancólico los postes de luz de tres o cuatro colonias aledañas al parque principal.

Sobra decir que su derrota es inminente. Segura. No existe margen para el milagro. Así que su campaña consistió básicamente en ir a casa de todos sus familiares y conocidos y exigirles por el lazo de sangre y amistad que los une que por favor voten por usted.

-Gordo, soy tu esposa; tus hijos y yo te apoyamos –le dice la gorda y fea de su esposa, rodeada de sus gordos y feos hijos.

-Yerno, tienes mi voto, a ver si sacas de una vez por todas de la pobreza a la pobre de mi hija –le dice la amargada, rolliza y bruja de su suegra.

-Compadre, faltaba más, salud por el futuro diputado –le dice su ebrio compadre en la cantina, flanqueado de todos sus alcoholizados amigotes.

-Hijito lindo, sabes que tu madre que te parió con tanto esfuerzo y dolor a este mundo, votará por ti, e igual tus hermanos –le dice su anciana madre.

-Compañero, el partido cada día está más fuerte y unido, mañana ganaremos –le dice el presidente de su partido rodeado de no pocos achichincles.

-Vecino, tiene mi voto, a ver si usted arregla las calles de la colonia, ya ve la vergüenza que son –le dice su acomedido vecino.

-Claro que voy a votar por ti, mi amorcito precioso –le dice su adolescente querida en la cama de un motel.

Llega el día de la elección. Como es de esperarse, mamá, papá, hermanos, esposa, hijos, amigos, compadres, queridas y vecinos le muestran el pulgar entintado que dan fe y legalidad de que votaron por usted.

Mientras se realiza el conteo, usted se va a la cama, tranquilo, en espera de lograr unas decenas de votos que lo acrediten como un político competente y le aseguren un sueldo dentro de un partido político por al menos unos años más.

Se realiza el conteo final, y se anuncia al ganador. No es usted, pero eso ya lo sabía, por eso no se entristece. Va a la computadora, lleno de curiosidad entra a la página del Prep (www.prep.com.mx) para ver cuántos votos conquistó con el sudor de su frente.

El horror se materializa delante de sus ojos.

¿Será posible ser tan poco popular, tan poco convincente y tan poco fiable que ni sus propios hijos, hermanos, padres, esposa, amigos y demás familiares le dieron su voto?, se pregunta incrédulo, sin dar crédito a la imagen que resplandece en el monitor de la computadora.

Tabla de resultados para Diputado Distrito XX (Palizada, Campeche)

 

PARTIDO           VOTOS         LISTA NOMINAL     PARTICIPACIÓN

 

PAN                            1,338                       5,939                               73.3%

PRI                              1,157                          “                                       “

PRD                              30                             “                                       “

PT                                149                            “                                       “

PVEM                           10                             “                                       “

CONVERGENCIA                    1,022                          “                                       “

PSD                             1                              “                                       “

NULOS                         225                            “                                       “

Durante largos años esperé este momento. Del mismo modo como “El hombre de vidrio” (Samuel L. Jackson) esperó paciente y provocando toda suerte de horrendas catástrofes en diferentes ciudades hasta descubrir a “El hombre irrompible” (Bruce Willis) en la magnifica película Unbreakable.

Sí, gracias a la política, finalmente quedó al descubierto el pobre diablo más grande de la Tierra. Y sí, tal como sospeché, es campechano.

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