Ha quedado develado que los mercados financieros son los principales protagonistas de la actual crisis económica-financiera de Europa. Simbolizan un cambio de rumbo: el poder pasó de los políticos a los “banksters”.
Ferdinand Pecora, hijo de emigrantes italianos quien en 1932, fue nombrado por el Presidente Herbert Hoover, como Fiscal de Nueva York, para investigar la responsabilidad de los bancos en los orígenes de la crisis de 1929. Su informe fue aplastante y propuso el término de “banksters” para calificar a los “banqueros gánsteres”.
Cada día, los mercados mueven sumas colosales en deudas de los Estados eurozonicos. Casi 7 billones de euros, según el Banco Central Europeo. Su diario trepidante quehacer podría derrocar Gobiernos, dictar políticas y subyugar pueblos.
A estos nuevos “amos del mundo”, poco les interesa el bien común. Movidos por la ambición, especuladores y banqueros llegan a comportarse como mafias, con mentalidad criminal e impunidad casi absoluta.
Desde que, en 2008, estalló la crisis, ninguna reforma ha conseguido reglamentar los mercados, ni encausar a los banqueros. Pese a las críticas formuladas contra la “irracionalidad del sistema”, el proceder de muchos actores financieros sigue invariable.
Ostensiblemente, los bancos representan un papel clave en el sistema económico. Sus habituales actividades (estimular el ahorro, crédito a familias, financiar empresas, impulsar el comercio) son positivas.
Desde la generalización, del modelo del “banco universal” en los años 1990-2000, que agregó toda clase de actividades especulativas y de inversión, acrecentando los riesgos para los ahorrantes, así como fraudes, engaños y escándalos; un pequeño grupo de grandes corporaciones trasnacionales, financieras controlan la economía global.
Según opiniones diversas, este pequeño grupo está íntimamente interconectado a través de las juntas directivas corporativas y constituye un círculo de poder quizá vulnerable al colapso y proclive al “riesgo sistémico”.
Goldman Sachs, es el poderoso banco de negocios estadounidense que domina el universo financiero, quien y en 2001, ayudó a Grecia a “maquillar” sus cuentas, para que Atenas cumpliese los requisitos e ingresara al euro. En menos de siete años, la realidad quedó al descubierto.
No se conocen las sanciones aplicadas a los autores de tal embuste. Por el contrario, Mario Draghi, ex vicepresidente de Goldman Sachs para Europa, por ende al corriente del fraude, fue premiado con la presidencia del Banco Central Europeo. Goldman Sachs, cobró 600 millones de euros como recompensa, por su fino trabajo. Ello pareciese instituir grandes estafas organizadas por los bancos, donde la impunidad es la regla.
Los miles de ahorrantes españoles que adquirieron acciones de Bankia, cuando la entidad salió a Bolsa, lo pueden corroborar. Era bien sabido que carecía de credibilidad y que el valor de su acción, según las agencias calificadoras, estaban al borde del bono basura.
Confiaron en Rodrigo Rato, entonces presidente de Bankia y ex Director General del Fondo Monetario Internacional. El Estado tuvo que inyectar 23.500 millones de euros a la entidad para evitar su quiebra.
Empero, los bancos españoles continúan favoreciendo la masiva huida de capitales. Presumiblemente en septiembre pasado, 220,000 millones de euros se fugaron oficialmente de España, más de dos veces el crédito solicitado a Europa para salvar el sistema bancario.
Los fraudes bancarios proliferan. El banco HSBC fue acusado de blanquear dinero proveniente de la droga y los narcotraficantes mexicanos. El JP Morgan, especuló asumiendo inauditos riesgos acarreándose pérdidas de 7.500 millones de euros; Knight Capital, perdió más de 323 millones de euros en una noche debido a un error en un programa informático de especulación automática.
Las consecuencias del mal funcionamiento de la economía estadounidense, son el origen de la crisis europea. Durante la presidencia de Reagan, el sistema de Reserva Federal inyectó dinero a la economía, estabilizando los precios en los mercados de bienes; pero es imposible crecer indefinidamente a crédito.
Todo el mundo experimentó progresos en términos económicos, en tanto la crisis hipotecaria norteamericana derivó sutilmente en los problemas de la deuda en Europa. No obstante, Washington, apoyado por el Banco Mundial y el FMI, ha logrado compeler al pago de sus deudas. El incesante crecimiento de la deuda pública de los Estados Unidos reduce las reservas monetarias de otros países.
Surge la interrogante: ¿Cuándo las democracias pondrán un alto a tal impunidad?