El ETA inicia un cese al fuego permanente. Así sigue la ruta del IRA nor-irlandés que primero hizo una tregua, luego fue entrando a la legalidad y al gobierno regional y ha acabado yendo desarmándose.
Mientras los conservadores británicos fueron quienes iniciaron el acercamiento con el IRA, en España el Partido Popular (PP) sigue planteando que el ETA debe ser aplastado. Si el ETA se catapultó hace 40 años con actos audaces contra Franco, el PP post-franquista se consolidó en el poder planteando mano dura contra el terrorismo.
Si bien el rerchazo al ETA fue uno de los pilares de Aznar, su partido perdió el poder cuando Aznar creyó que podría sacar más réditos electorales del macro-atentado de Al Qaeda del 11-M-2004 si le echaba la culpa de ello al separatismo armado vasco. El ETA, más bien, sin disparar un tiro, pudo ayudar a tumbar al PP cuando demostró que eso fue falso.
Tras el 11-M el ETA fue llegando a la conclusión que el terror espanta adeptos y que más podría ganar con la intervención política. El PP no logró aplastar al ETA, pero al haberla aislado y desarticulado tanto, la está obligando a cambiar. Si el franquismo abrazó la democracia representativa, el gobierno de Zapatero anhela convencer al ETA a que rinda sus metralletas a condición de afincarse en el camino de las urnas y las papeletas.
(*) Isaac Bigio escribe desde Londres donde dicto clases en la London School of Economics. Es uno de los columnistas latinos más publicados