El 4 de diciembre del 2005, durante el carnaval de los Grupos de Sicoterapia de la línea del Dr. Ayala, GSA, realizado en San Miguel, El Salvador, en Centroamérica, el impulsor de la Sicoterapia grupal, Dr. Leonel Ayala García, se refirió a varios aspectos importantes de la vida de GSA en los siguientes términos:
Dra. Ana Iris, Dr. Mario César: Todos, absolutamente todos, habéis trabajado. Qué palabra podría yo ocupar: Inteligente, incansable, inconmesurable, inenarrable, o, indescriptible? Quizás ninguna de ellas, o, todas ellas juntas. Todos capitaneados por ellos. Muchísima gracias, pero muchísimas gracias. Vosotros escuchasteis como vuestra preciosa, particular orquesta que se encuentra aquí en el escenario nos narró en el de las notas musicales una canción conocida como Castillos en el aire.
Yo una vez las tuve y descubrí que los Castillos en el aire son el principio de los castillos en la tierra. Y que Dios, sin ningún apelativo tenemos que ponerle, que cualquiera que sea es iluso, en su inmensa bondad, en su inmensa grandeza, permitió que paso a paso, día a día, semana a semana, mes a mes, años tras años, durante 42 años se fuese acumulando en mi fé la inmensa, la inmensa necesidad de amar, de ese amor que mancilla la inconsecuencia, que mancilla la inconveniencia, ese amor que tritura el odio, que allana la inconveniencia pero por prolífico que haya sido Dios hacia su servidor en pensar, en meditar en rehuir muchas veces de la realidad buscando tu puesto corazón, buscando el corazón de Dios a través de vuestros corazones, por mucho que Dios hay sido prolífico, digo y reitero en mi imaginación, jamás creí, jamás imaginé, jamás elucubre, jamás volé tan alto para haber visto o creer que iba a ver una noche como esta. Un GSA representado por de pronto en este momento en los sitios que todavía cabemos.
Y en consecuencia nos dejase reconocer de cuanto nos hace falta. Pero que cabemos, sin embargo, nos preñamos, o, por lo menos vosotros me habéis permitido que me preñe de lo inmenso del sero, de veros aunque sea a todos vosotros que estáis aquí ser feliz, como un trampolín, como en una catapulta hacia millones, millones y millones de seres humanos que están sufriendo. Impensable que antes de morir pueda haberos visto a vosotros, ya lo he dicho en algunos de los escenarios que no pienso que sea mucho lo que me falta. Tengo 70 años de edad.
Tampoco crean que no me voy a echar algún cafezazo de ustedes, no, eso sí, eso pueden asegurarlo, no creo que falte mucho. Por eso, con lo poco de humildad, sentimiento, sinceridad que pueda yo tener , hemos decidido en vuestro nombre, debo decir en el nombre de GSA en el mundo, debo decir en el nombre del humano, que todavía sufre en el mundo, debo decir es que en este momento, no como yo, llora de pena, yo lloro de felicidad, debo decir en nombre, en todos los que he mencionado y tantos de los que puedan escapárseme, decirles adiós, en primer lugar, nuestra promesa indeclinable de luchar hasta el último segundo, y, en segundo lugar, una y un millón de gracias porque sembráis de flores blancas nuestro camino, y, cada vez que la planta en estropeéis toca una espina lo único que descubre es que es cierto que la dificultad es disfraz de la oportunidad.
Lo único que descubre es lo hermoso y bello que es el amor, lo hermoso y bello que es la pirámide que nace del sentimiento humano, que esa se va hacia arriba y hacia abajo, hacia el occidente, hacia el oriente, hacia el norte, hacia el sur, se va a todas dimensiones el ser humano para comprender y se acerca segundo a segundo al corazón de Dios y esa es la mayor de las dádivas que el ser humano puede conseguir, y esa es la mayor de las dádivas que el ser humano puede encontrar en su camino. Vosotros en esta noche en lo que respecta a su servidor y amigo podéis hecho posible. Porque para aquellos que no lo sepan el Dr. Mario César y la Dra. Ana Iris, mi señora esposa aquí presente, Iris Acevedo de Ayala, originaria de la Cuidad de Santa Ana, mis nietos aquí presentes, José Leonel, Ana Iris Ayala, MaríaGracia Ayala, todos ellos están aquí presentes. Hay uno que no esta presente, José Leonel, yo si se cedo llevárselo para dejar expedito el camino, solo él sabe hacer lo que uno no alcanza a comprender. Nosotros solos tenemos que bajar nuestra frente y decir hasta donde podamos con lágrimas en los ojos o no, hágase tu voluntad.
Ellos entonces escriben la mayor de mis dichas, ellos escriben la mayor de las felicidades , ellos escriben gota a gota con su sudor y gota a gota con su sangre, gota a gota con su buena voluntad, gota a gota con su mismo cariño y amor que tienen a su persona, a mi persona me refiero, con él se escriben la belleza de vivir que me corresponde a mi y que me ha correspondido siempre. Vosotros, muchos me habéis escuchado decir, que cualquier sufrimiento que deben de haber encontrado psicológico en mi vida no ha sido no más que fruto de mi enfermedad, porque nadie absolutamente nadie en esta tierra, tiene razón al sufrir, solo es una manera de despegar con su pensamiento, y solo es una manera de no descubrir de la vestidura que esta hecho el amor, esa esculpe en el corazón, en la mirada y en el pensamiento de Dios, la mejor y la mayor de las intensiones.
Esta noche nos ha hecho caminar, nos hizo caminar por el continente africano, en la medida que GSA- Brass , que vienen de los Estados Unidos de Norteamérica, en la medida que ha ido pasando esas películas del corazón de África, dividiendo el mundo pero desdichadamente en mi regreso van, en eso van dando hermosos, preciosos, indescriptibles, en mirar esa belleza que hemos estado viendo ahí, sangre de mi sangre, cada vez que la veo en el televisor es muy máximo disfrutar en la diversa belleza en medio de eso vemos el gavilán que se levanta, vemos el gavilán que se levanta sin llevar presa en sus garras, vemos el gavilán que se levanta sufriendo de hambre, no más temor que en medio de las plumas del gavilán , sino que en nuestra conciencia del ser humano, y por hermoso que sea el continente africano, esta cubierto del dolor de nosotros los seres humanos y mientras exista ese dolor en África no quiero dormir un minuto de tranquilidad. Prefiero no estar aquí en la Tierra, prefiero cabalgar de donde vine o hacia donde vine, sin embargo, en medio de ese dolor, allá en lontananza, allá donde no hay fronteras, sino lo que se oye es el límite del hermoso pensamiento humano, allá tendré la dichosa esperanza de vuestra presencia, la dichosa esperanza de vuestra vivencia, la dichosa esperanza de vuestra fé, que camina, que vuela, que cabalga, que de rodillas camina hacia el cielo. Hacia mí camina, hacia todos nuestros destinos.
Esta noche, al final de la noche, en este escenario caminamos de Santa Rosa, caminamos a Mister Coffee, de Mister Coffee caminamos a Mario César Big Ban, caminamos y seguimos caminando hasta llegar al conjunto GSA Brass. Todos, absolutamente todos, ellos son la mariposa que vuela y que se profundiza en la mente humana y con sus colores hermosos, y con su blancos y negros sazonan sus ojos, su celeste hilo blanco inmensamente profundizan en el ser humano para que encuentre su propia paz.
Los conjuntos que han circulado por este escenario nos han dado una hermosa lección de lo que la disciplina puede hacer, de lo que han de embellecer y de lo que el amor puede hacer, de que el amor es lo más profundo que el más profundo de los Océanos, el amor no puede ser más dulce que la mejor de las melcochas, el amor que puede ser al mismo tiempo más amargo en la medida que no podamos manejarlo, pero con la ayuda de todos nosotros, de GSA, aun cuando yo haya marchado de aquí los dejo responsable que para el mes de Diciembre otras generaciones también tengan la dicha de vivir lo que nosotros hemos vivido esta noche, nuestro carnaval, no importa en el punto cardinal que se realice por las necesidades de los que tengan que organizar en ese entonces, pero que otros ciudadanos cuando transcurran las agujas del reloj, cuando transcurran los palpitares cardíacos en medio de ese palpitar, vuestras nuevas generaciones sepan lo que es el amor, con lo que es el ejemplo de los que han circulado por este escenario. Que Dios los bendiga.