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ACTUALIZADO: 13 DE MARZO DE 2006

Evo, Michele y Lourdes

Los socialistas bolivianos son más radicales: postulan legalizar la coca, nacionalizar el gas, una constituyente y una nueva república multiétnica. Los chilenos, en cambio, tienen una buena relación con Washington y con el empresariado
Por Isaac Bigio, Analista internacional (www.bigio.org)

Bolivia, Chile y Perú eligen presidentes en un lapso de 4 meses. En este fenómeno inédito la izquierda ha ganado en los dos primeros polarizando al país entre ésta y la derecha.

En Bolivia un 53% votó por Evo, un sindicalista campesino y Alvaro, un exguerrillero, quienes cabalgaron sobre una ola de protestas y se apoyaron en el altiplano quechuaymara, mientras que un 29% votó por “Tuto”, militante del partido del exdictador ultraderechista Bánzer, cuyas bases son las clases medias y las tierras bajas con menos población india.

En Chile un 53% sufragó por la allendista Bachelet contra un 47% del millonario Piñera. Aquí la dicotomía no fue tan fuerte pues ambos candidatos respaldan el modelo monetarista y el TLC con EEUU. La derecha fue tras un liberal que atacaba a las dictaduras y la izquierda fue muy moderada y atada al centro democristiano.

En Bolivia ha habido una mayor división de acuerdo a líneas de clase y étnicas. La izquierda dura que en Bolivia tendió a respaldar a Evo, en chile marcó un significativo 5% yendo inicialmente contra Bachelet.

Los socialistas bolivianos son más radicales: postulan legalizar la coca, nacionalizar el gas, una constituyente y una nueva república multiétnica. Los chilenos, en cambio, tienen una buena relación con Washington y con el empresariado.

Estas polarizaciones han incidido sobre Perú. Según las últimas encuestas la segunda vuelta ya no sería entre dos candidatos pro-libre mercado (como ha venido pasando desde 1990), sino entre una derecha liberal (Lourdes Flores) y un nacionalismo tipo Venezuela (Ollanta Humala).

Chavez alienta ese antagonismo buscando atraer al APRA para un bloque anti-derecha. Flores debe buscar ser desbordada por la derecha fujimorista pero también mantener puentes hacia el centro al APRA para buscar ganar en segunda vuelta.

Mientras en Chile y Bolivia ganaron los candidatos que siempre fueron favoritos, en Perú quien inicialmente lideraba las encuestas (Paniagua) ha pasado al cuarto puesto como un centro atenazado por dos extremos. Lourdes tras haber liderado las preferencias ahora disputa ello con Humala. García ha sido desplazado del segundo puesto por nacionalistas más radicales.

García y Bachelet pertenecen a la misma Internacional Socialista, la misma que en Brasil, Chile y Uruguay busca un proyecto intermedio entre el librecambismo de Mesoamérica y Colombia y el antiimperialismo de Cuba, Venezuela y Bolivia. Alan inicialmente trató de demostrar al empresariado que él se había ‘moderado’ y que ya no nacionalizaría ni chocaría con el FMI. Sin embargo, el ascenso humalista le ha obligado a girar a la izquierda.

El APRA apunta a que Lourdes y Ollanta se desgasten mutuamente para aparecer como una salida razonable. En caso de no llegar a la segunda vuelta podría convertirse en la fuerza que dirima.

Ollanta tiene dos caminos. Uno es jugar al radicalismo tipo Bolivia buscando movilizar electores pobres tradicionalmente apáticos con un discurso ‘revolucionario’. Otro es ‘moderarse’ para atraer inversionistas y al centro buscando el apoyo de éstos en el balotaje.

La primera ruta implicaría apoyarse en los sindicatos y la izquierda, con la cual ha roto. El, más bien, prefiere demostrar que puede ser más ‘inofensivo’ y dialogante con EEUU. Si bien el primer camino puede enajenar a varios partidos intermedios le daría un fuerte respaldo social en sectores que buscan un cambio contra la “oligarquía”, pero la segunda vía, aunque le puede hacer terminar perder filo y la imagen de antisistema, le permitiría evitar vetos y ampliar sus posibilidades de hacer coaliciones. 

Flores es socialcristiana, al igual que los principales socios de Bachelet. La Internacional democristiana comparte el poder en Chile y Uruguay dentro de gobiernos centroizquierdistas. En El Salvador se minimizó en el choque entre duros de izquierda (FMLN) y de derecha (ARENA). En los lugares donde se alinea en la derecha pierde fuerza (en Venezuela) o reduce sus chances de ganar (Ecuador). Flores ha buscado unir a la derecha no fujimorista pero, si quiere repetir el éxito de la alemana Merkel, podría mantener abiertas las posibilidades de hacer una concertación con la socialdemocracia (como pasa hoy en Berlín o Santiago).
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