Desde hace seis años un pequeño cachorrito me robo el corazón con solo verle esos ojos color marrón su nombre era Rufo que por cariño le puse un sobre nombre Catchi me encantaba decirle siempre. Era un perro muy delgado, cabezón y grandote al comienzo todos los miembros de la familia lo rechazaban por lo feo y dundo sin saber nadie que era un animal que tenia sentimientos humanos pero luego fue siendo parte de la familia y ganándose el cariño y la atención de todos nadie le sabia la raza del can.
Un día en unas de las tantas visitas al veterinario me llamo la atención un cuadro en donde presentaba un sin número de razas de perros y las mezclas de los mismos, me asuste al saber que era pitbull por haber escuchado días antes que un pitbull había matado a mordiscos a un hombre después de la intriga le pregunte al doctor de que raza era mi sabueso y el contesto que era un boxer e incluso me mostró una enciclopedia que contenía mucha información sobre la raza y me llene de alegría de saber que el amaba mucho a los niños y de que el era muy amistoso.
El comprendía muchas cosas aún si ser entrenado para hacer piruetas o algo por el estilo, por ejemplo el entendía la hora que me despertaba el siempre iba primero a mi habitación para levantarme y avisarme que era tarde para ir al colegio o para verificar que todo estaba bien con migo, al llegar la muerte de mi abuelita el lo entendió me miraba llorar y el se acercaba como para darme un abrazo al igual cuando estoy deprimida el se arrimaba y me miraba con sus grandes ojotes marrones que me decían “no te preocupes todo estará muy bien”.
Todos los miembros de la casa nos descuidamos mucho del pobre animal no teníamos tiempo para llevarlo al doctor y mucho menos para pasiarle el estaba muy bien de salud aparentemente pero nadie sospechaba que el en realidad estaba deprimido por ver que nadie le prestaba atención, luego de eso se le inflamo una pata que fue el inicio de su lenta y triste muerte al igual ni uno del hogar se preocupo de él por pensar que era solo un simple golpe y que se le iba a desinflamar muy rápido.
El descuido y el desinterés causo la extinción de un can que tenia un inmenso amor por todo lo que le rodeaba hoy día solo me quedan los recuerdos de cuando me despertaba y me lamía para demostrarme su amor y cariño. Lo único que puedo decir ahora es de que por falta de tiempo perdí a mi mejor amigo y cuidador mi perro Rufo o Catchi como a el le gustaba que lo llamaran.