El canciller de Irak fue claro y advirtió ayer, que una retirada inmediata de las fuerzas de EE.UU. provocaría una guerra civil y el colapso del gobierno. En esas circunstancias crecen las presiones para que el gobierno norteamericano saque del lugar a sus soldados.
La ola de violencia tiene lugar cuando las fuerzas estadounidenses realizan varias ofensivas en Bagdad y sus alrededores que busca erradicar a los milicianos para calmar la ola de violencia. Varios congresistas del Partido Republicano se unen a las presiones y pedidos para traer las tropas de EE.UU. a la Nación norteamericana.
El canciller Hoshyar Zebari dijo que los iraquíes “comprenden la inmensa presión que se incrementará más y más en Estados Unidos” antes que el embajador de ese país y el principal comandante de las fuerzas apostadas en Irak presenten en septiembre un informe ante el Congreso norteamericano. “Hemos hablado con miembros del Congreso y les hemos explicado sobre los peligros de una pronta retirada (de Irak) y de dejar un vacío de poder”, manifestó Zebari. “Los peligros podrían ser una guerra civil, la división del país, guerras regionales, y el colapso del estado”. “De acuerdo con nuestras estimaciones, hasta que las fuerzas iraquíes estén preparadas, Estados Unidos tiene la responsabilidad de respaldar (al gobierno iraquí) mientras se forjan las fuerzas”, manifestó.
Durante los últimos ataques en Bagdad siguió a un derramamiento de sangre del domingo en la capital, cuando cerca de 60 iraquíes murieron en ataques dinamiteros, tiroteos y secuestros que terminaron con asesinatos.