Los representantes de gobiernos latinoamericanos, advirtieron ayer de los riesgos que probablemente el biocombustible podría causar en la producción de alimentos y la protección del medio ambiente.

El tema se abordó en los debates previos a la conferencia latinoamericana convocado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que se efectuará mañana miércoles en Brasil, en la que se presentó un documento que plantea riesgos y oportunidades para los países de la región con los biocombustibles.

Uno de los principales riesgos que señalan los delegados, es que la tierra cultivable se destine a suplir las necesidades energéticas en ves de las alimenticias, al igual que se despalen áreas selváticas protegidas con el objetivo de incrementar la siembra de productos utilizados para la fabricación de etanol.

En base a esto el viceministro venezolano de Desarrollo Rural, Gerardo Rojas, expresó que ''sin seguridad alimentaria no se puede pensar en biocombustibles'', además ''se pueden generar desórdenes sociales por la necesidad de alimentos, como estamos viendo en algunos países”, sostuvo.

Ronald Barranco, delegado boliviano, advirtió que su país dará antelación a las necesidades alimentarias del país antes de proyectar una producción de biocombustibles.

La FAO expuso la necesidad de alcanzar un equilibrio en el tema, de manera que no se perjudique el abastecimiento de alimentos, por producir energía y así disminuir la dependencia de los combustibles fósiles importados.

El Banco Mundial (BM) y la FAO, estiman que una de las razones del aumento de precios alimenticios es la política estadounidense para la producción de etanol a base de maíz.

En los Estados Unidos y Latinoamérica el etanol, es producido principalmente de la fermentación de plantas de azúcar y el maíz.

En Brasil la producción de Etanol, alcanza una producción de 4 mil millones de galones, mientras que en EEUU existe una producción de 3 mil millones de galones por año con proyección de duplicarse en el 2015.