Luego de las elecciones presidenciales llevadas a cabo en Kenia, el pasado 27 de diciembre, más de 300 personas fallecieron en olas de violencia, circunstancia que preocupa a las organizaciones nacionales como internacionales, de seguridad humana.
Estos hechos sangrientos se deben a que existe un desconocimiento del ganador presidencial, porque en los recuentos de votos “se ponen en duda la pureza del proceso”, informaron observadores internacionales.
Por su parte, el Canciller Británico, David Miliband y la secretaria estadounidense de Estado del gobierno de Estados Unidos, Condoleezza Rice, ofrecieron su apoyo de “esfuerzos diplomáticos y políticos” de ambos países para “apoyar la reconciliación y la unidad nacional en este momento vital para Kenia y la región”.
Estas declaraciones fueron emitidas a través de un informe oficial, donde se señala que “existen reportes independientes de irregularidades serias en el proceso del conteo”.
El presidente de la Comisión Electoral de Kenia, Samuel Kivuitu, declaró que ha recibido “muestras de apoyo de la comunidad internacional, especialmente la Unión Europea, que nos recomendó que no hiciéramos públicos los resultados hasta estar completamente seguros de los mismos”, sostuvo el funcionario.