Hay reacciones de parte del portavoz del Partido Demócrata que dirige la campaña presidencial de Barack Obama por la publicación de la revista semanal New Yorker en la que presentan al aspirante presidencial demócrata como un islamita radical. Fue calificada de “mal gusto y ofensiva”. Por otro lado, el Partido Republicano se sumó a la polémica para criticar a la revista en iguales términos que el equipo de su adversario demócrata.
La edición de ayer lunes, la revista dio a conocer un dibujo satírico de Obama vestido como musulmán y a su esposa, Michelle, como una guerrillera con un fusil, festejando la victoria en el Salón Oval de la Casa Blanca.
En la caricatura, Obama y su esposa chocan sus puños en gesto de complicidad y revancha. En la pared del despacho presidencial hay un retrato del fundamentalista islámico Osama Bin Laden y una bandera de Estados Unidos arde en la chimenea.
Los expertos del Marketing consultados en Nicaragua señalan que la caricatura es una contrapropaganda bien montada a la imagen recién ganada de Obama al triunfar sobre Hillary Clinton en las primarias Demócratas que lo dejaron bien sentado. La publicación se asemeja a una publicidad subliminal que trata de alterar los valores emocionales y crear desconfianza en los electores estadounidenses sobre el futuro político de EE.UU.
El medio logró un objetivo que crea duda y a la vez proyecta una imagen de Obama a nivel mundial y alcanza que la revista se venda masivamente. El rechazo de los republicanos también no implica que se minimicen los fines estratégicos de la caricatura que logrará sus efectos aunque sea parcialmente.