El paso del huracán Dolly causó la muerte de una persona en la ciudad de Matamoros, México, y hay consecuencias y destrozos en el sur de Texas, donde los habitantes se veían caminar ayer jueves con el agua y el lodo hasta las rodillas para evaluar los daños.
La policía de Matamoros, ciudad fronteriza con Brownsville, Texas, señaló en un informe que un hombre no identificado murió porque pisó un cable de electricidad derribado por los vientos.
Los cables seguían siendo el mayor peligro en las zonas afectadas, tanto en México como en Estados Unidos. Las autoridades del sur de Texas llamaron a los pobladores a quedarse en casa un día más, ''a menos que tuvieran que atender un asunto de vida o muerte''.
En Matamoros, la distribución de electricidad se restableció en la mayor zona de la ciudad. El gobernador del estado de Tamaulipas, Eugenio Hernández, aseguró que el servicio en su totalidad se normalizará el día de ayer.
Las gasolineras y las fábricas reabrieron, mientras unos 2.500 policías y soldados patrullaban las calles para impedir actos de saqueo. Muchas de las 13.000 personas que se habían refugiado en albergues volvieron a sus hogares.
En Texas, los residentes buscaban en los escombros de sus casas y de comercios afectados por la tormenta. Pero algunos se alegraban de observar pese a la tragedia de que el huracán no resultó tan mortífero.
Aún así, habrá que reparar muchos daños. El presidente George W. Bush decretó el sur de Texas zona de desastre, y su gobierno distribuirá fondos federales a 15 condados. Las empresas de seguros calcularon las pérdidas en 750 millones de dólares.
Para la tarde de de ayer jueves, Dolly, se degradó en tormenta tropical pero generaba fuertes vientos máximos sostenidos de 56 kilómetros por hora (35 mph). El fenómeno se disiparía hoy viernes y se ubicaba unos 56 kilómetros (35 millas al sur de Eagle Pass), a las 2100 GMT.
Las lluvias y los vientos del huracán quizás arrasaron con buena parte de los cultivos de algodón en el Valle del Río Grande (Río Bravo), en Texas. Unas 37.230 hectáreas (92.000 acres) de cultivos algodoneros en la región estaban a punto de cosecharse. Ahora sería imposible salvar una extensión considerable de esos cultivos, dijo Rod Santa Ana, agente de Texas Agri Life Extension.
Santa Ana añadió que el fenómeno meteorológico habría echado a perder también numerosas hectáreas de sorgo, dañadas ya por las lluvias a comienzos de julio.
Luego de tocar tierra al mediodía del miércoles en South Padre Island, Dolly se fue al norte, sorprendiendo a las poblaciones en el extremo septentrional del Valle del Río Grande. Las autoridades temían que los diques de la zona se romperían, pero la tormenta se desvió de su trayectoria prevista y las estructuras soportaron su paso.
Dolly provocó hasta 30 centímetros (un pie) de precipitación en algunos lugares, y causó vientos de 160 kph (100 mph).