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Problemas de transparencia impide la aplicación universal del RSI  
Taiwán fue excluida de la OMS por razones puramente políticas
POR Shieh Jhy-wey Texto más grande Texto más pequeño Texto más grande
ACTUALIZADO 8 DE MAYO DE 2008
 

En mayo de 2005, la Asamblea Mundial de la Salud (AMS) –el ente gobernante de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el sistema de las Naciones Unidas promulgó una exhaustiva revisión del Reglamento Sanitario Internacional (RSI). Esto marcó un hito significativo en la historia de los esfuerzos de cooperación entre los gobiernos para contrarrestar el creciente riesgo de la propagación de las enfermedades infecciosas a través de las fronteras. Una razón no menos importante para esta apreciación ha sido la adición del inciso 3 en el Artículo 3 del RSI (2005), que prescribe lo siguiente:

“La aplicación del presente Reglamento se inspirará en la meta de su uso universal para la protección de todos los pueblos del mundo frente a la propagación internacional de enfermedades”.

La inserción de esta “cláusula de aplicación universal” fue motivada por la resolución de los estados miembros de la OMS para eliminar las barreras políticas a la abarcadora implementación del reglamento. Su meta es autorizar a la OMS para que se comunique y coopere con “todos los pueblos del mundo”, indistintamente de si son ciudadanos de los Estados miembros.

Taiwán fue excluida de la OMS por razones puramente políticas, y esta exclusión amenaza la seguridad de salud de su pueblo. En consecuencia, recibimos con beneplácito esta enmienda al RSI y anhelamos una más estrecha cooperación con la OMS en los asuntos relacionados con el RSI. Sin embargo, debemos señalar que la Secretaría de la OMS ha seguido desdeñando la participación de Taiwán en los esfuerzos de cooperación para implementar el reglamento, perpetuando la existencia de un peligroso hoyo en la red de prevención de enfermedades.

Por lo tanto, con la proximidad de la reunión del 19 al 24 de mayo de la AMS, resulta vital que el liderazgo y los Estados miembros de la OMS encaren esta preocupante realidad.

En realidad, Taiwán es hogar para 23 millones de personas (tiene más población que tres cuartos de los Estados miembros de la OMS) y es uno de los centros de transporte y embarques internacionales más ocupados del mundo. Todos los años, alrededor de 150.000 vuelos internacionales que transportan más de 22 millones de pasajeros pasan a través de la Región de Información de Vuelo de Taipei; y más de 50.000 barcos con cientos de millones de toneladas de carga atraviesan nuestras aguas territoriales. Una proporción respetable de este volumen de tráfico pasa a través de los aeropuertos y puertos de Taiwán. Por ende, Taiwán debe ser reconocida como un nódulo crítico en cualquier red global de observación y prevención de enfermedades que sea confiable, como ha sido trágicamente ilustrado en la atemorizante epidemia del SARS en 2003.

Los líderes de la OMS no han prestado atención a esta realidad ni han actuado en línea con su declarada meta de impulsar la aplicación universal del RSI. Al contrario, ellos han atado sus propias manos: en vísperas de la promulgación del RSI (2005) por la AMS, la Secretaría de la OMS firmó un memorándum de entendimiento (MOU, siglas en inglés) con China continental, donde aparentemente, promete que la OMS no se comunicará con las autoridades de salud de Taiwán acerca de cualquier asunto, ni las invitará para que participen en cualquier actividad de la OMS, sin el consentimiento de China continental.

El MOU ha sido descrito como una medida que facilitaría la comunicación entre la OMS y Taiwán, en cumplimiento con el RSI (2005), basado en el premisa de que China continental tiene la autoridad legal, capacidad y voluntad de encargarse de los asuntos de salud de Taiwán. Sin embargo, nada puede estar más alejado de la verdad que eso.

Políticamente, Taiwán y China continental son entes soberanos separados que no ejercen su jurisdicción sobre el territorio del otro, aunque comparten nombre oficiales confusamente similares –la República de China y la República Popular China, respectivamente. Por lo tanto, China continental no puede representar legítimamente al pueblo de Taiwán en la comunidad internacional. En términos prácticos, China continental es apenas capaz de enfrentar a sus propios problemas de salud pública, sin mencionar el encargarse de los intereses de salud de Taiwán. Es más, los eventos han demostrado que China continental ha usado el MOU para obstruir, en vez de facilitar, la implementación del RSI con respecto a Taiwán.

Ahora, casi tres años después de la promulgación del enmendado RSI, es tiempo de evaluar si se está promoviendo o impidiendo la realización de la visión que apuntala los reglamentos acerca de una red sin fallas para la prevención de enfermedades.

Una evaluación tal revelaría que, debido a la continua exclusión de Taiwán, sigue existiendo un agujero abierto en el sistema global de salud. Aún más, mostrará que la causa primaria de este riesgo muy real a la salud mundial es la renuencia de la OMS –que surge de consideraciones políticas para tomar acción con el fin de llevar a cabo universalmente los actualizados reglamentos.

Aunque Taiwán no es un Estado miembro de la OMS, ha sido un firme proponente de los valores y principios sobre los que descansa el RSI (2005). Como una democracia económicamente desarrollada, estamos bien equipados para ayudar a implementar los valores y estándares del RSI y, de hecho, luchar independientemente para lograr eso en todas las formas posibles. Sin embargo, no podemos actuar con máxima eficiencia para prevenir o responder a las crisis de salud, al menos que nuestras autoridades de salud y aduanas estén completamente integradas al sistema global de seguridad sanitaria.

En Taiwán, esperamos jugar un papel más poderoso en la cooperación para luchar en contra de la diseminación internacional de las enfermedades. Y esperamos que los Estados miembros de la OMS hagan un llamado para poner fin a los tratos secretos que previenen que podamos proceder de esa manera.

 
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