El precio internacional del petróleo, que desde la crisis de los 70 se había mantenido oscilando en una banda un tanto por encima de los US$ 10 promedio anual por barril y un poco por debajo de los US$ 40 promedio anual por barril, en 2005 alcanzo un promedio anual de US$ 54.5 por barril, en 2006 se elevo hasta un promedio de US$ 65.1 por barril, pasando a US$ 72 promedio anual por barril en 2007, y en 2008 ha alcanzado en lo que va del ano un precio promedio de US$ 102 por barril.
Se espera que los precios alcancen entre US$ 140 y US$ 150 por barril al final del ano, y muchos pronostican que para 2009 podría elevarse hasta US$ 200 por barril.
Detrás de este proceso se encuentra principalmente el fuerte incremento en la demanda de este producto, principalmente por parte de China y Asia, y de los EEUU. Por si misma, el crecimiento de la demanda de China explico el 30.1% del crecimiento total de la demanda mundial entre 2001 y 2004, mientras el crecimiento en la demanda del resto de países de Asia explico el 18.5% y el de los Estados Unidos, el 13.8%.
Por supuesto, los EEUU son responsables en términos absolutos de la mayor demanda de petróleo, pero la demanda de China esta creciendo con más rapidez, lo cual esta asociado a sus altísimas tasas de crecimiento económico, dado el elevado coeficiente de consumo energético de su economía.
Mientras China podía autoabastecer con su propia producción el 70.7% de su consumo de petróleo en 2001, en 2004 ya solo producía internamente el equivalente al 55.6% de su consumo, y dependía mucho mas de la importación.
Siempre se dijo que cuando el ingreso per cápita de China comenzara a elevarse, su demanda sobre los recursos del mundo podría resultar insostenible. Se dijo que China se acercase a los niveles de ingreso y a los patrones de consumo de los países desarrollados, por ejemplo en materia de uso de vehículos de transporte privados, por razones puramente físicas y ambientales el mundo no podría soportarlo.
Ahora estamos experimentando, bajo la forma del aumento en el precio internacional de los alimentos y del petróleo, algunos de los impactos del crecimiento espectacular de la economía China.
Este rápido crecimiento en la demanda se produce en un contexto en que los descubrimientos de petróleo son cada vez menores. La tasa anual de descubrimientos de nuevos yacimientos ha venido declinando desde hace mas de 40 anos, y actualmente, la relación entre los nuevos descubrimientos y el consumo de petróleo es tal que de por cada barril nuevo de petróleo que se descubre se consumen tres. En síntesis, se está extrayendo (produciendo) más petróleo del que se descubre y cada vez se descubre menos.
Incluso, la evidencia existente sugiere que el mundo estaría aproximándose al denominado "pico del petróleo", el punto en donde, por razones puramente geológicas, la extracción de nuevos pozos no logra reemplazar la declinación de los antiguos La fecha exacta en que se alcance este "pico" o cenit del petróleo no es lo trascendente, sino el hecho de que estamos en los tiempos en que la producción ya no va a poder incrementarse de forma significativa, y en todo caso la tendencia que se espera para los próximos años es que comience a disminuir.
Se estima que en los países no miembros de la OPEP (Organización de Países Productores de Petróleo) se alcanzará el "pico" alrededor del año 2010 y de hecho los incrementos en la producción de estos países han estado sostenidos principalmente por grandes incrementos en la producción de Rusia. De manera que el suministro de petróleo dependerá cada vez más de los países de la OPEP, aunque muchos consideran que estos países no podrían incrementar significativamente su producción aunque lo quisieran.
En realidad, no existe certeza sobre el verdadero tamaño de las reservas de este grupo de países, porque se sospecha que en los años 80 dichas reservas fueron masivamente "infladas" con el propósito de obtener mayor participación en el sistema de cuotas de la OPEP.
En este contexto, se espera que los incrementos en la producción serán cada vez más difíciles, ante el crecimiento acelerado de la demanda. Las estimaciones oficiales indican que aun si todos los proyectos para explotar nuevas reservas ven la luz del día sin problemas ni retrasos, para 2015 estos sumarán una capacidad de producción de 25 millones de barriles diarios mientras que la demanda habría alcanzado los 37,5 millones diarios, de manera que se produciría una brecha de 12,5 millones de barriles diarios.
Además de ello, existen factores de carácter "geopolítico" que están contribuyendo de manera significativa a agravar este proceso, como los estragos provocados por la intervención norteamericana en Irak, los ataques contra las líneas de suministro en Nigeria, el principal país productor de petróleo en África, por parte de militantes en el delta del Niger , y las amenazas norteamericanas contra Irán.
Por su parte, la acelerada devaluación del dólar ha inducido a que los inversionistas financieros se alejen de los activos denominados en dólares y busquen refugio en operaciones de carácter especulativo en el mercado del oro, los alimentos y el petróleo, empujando aun mas el precio de estas mercancías al alza.
Este proceso de acelerada elevación del precio del dólar, ha representado masivas transferencias de ingreso desde los países consumidores netos de petróleo, hacia los países exportadores.
Para los países productores de petróleo, esto puede significar la reparación de una injusticia histórica, dado que durante décadas fueron forzados a subvencionar la prosperidad y el sobre-consumo los países más desarrollados mediante una provisión de petróleo barato, a costa de la sobre-explotación y el creciente agotamiento de sus reservas de este valioso recurso natural no renovable.
Pero el proceso de elevación masiva en los precios del petróleo también esta produciendo un impacto muy severo sobre países consumidores de petróleo, como el nuestro, altamente dependientes del mismo para la generación de energía y para mantener operando el transporte de pasajeros y de carga, en los cuales el encarecimiento del petróleo tiende a golpear de manera muy violenta a sectores enteros de la economía; pero sobre todo, produce impactos adversos sumamente graves sobre las condiciones de existencia de la población, que en su mayoría es muy pobre.
Nicaragua tiene una factura petrolera que en 2008 llegara a representar el 18% del tamaño de su economía, medido por el Producto Interno Bruto.
El monto de recursos de nuestra economía que se destinan a cubrir la factura petrolera se acerca cada vez mas al monto total de recursos que se destinan al Presupuesto Nacional, para que el Estado pueda responder a su responsabilidad de proveer servicios de educación, salud, vivienda, agua potable y saneamiento, lucha contra el hambre, ampliación y mantenimiento de la red vial, defensa y seguridad, administración de justicia, protección ambiental y otros, tales como la capitalización del Banco de Fomento y la reconstrucción de los destrozos provocados por el Huracán Félix.
Existen diversos mecanismos de transmisión del aumento de los precios del petróleo a la economía interna. Los tres principales son el desmedido incremento en los precios del combustible, el fuerte aumento en las tarifas de la energía eléctrica, aunque existen otros, como el disparo en el precio de la urea, en el gas licuado y el asfalto.
Además, existen los efectos denominados de "segunda ronda", tales como la transmisión de esos aumentos por toda la cadena de costos y precios de la economía, en la medida en que el combustible, el transporte y la energía constituyen insumos (y entran en los costos de producción) de prácticamente todos los sectores de la economía, y a través de la matriz de transacciones intersectoriales se trasladan mutuamente sus incrementos de costos, y la urea constituye un insumo de un sector tan fundamental como la agricultura, afectando sus costos de producción.
Pero además, dado que ningún sector quiera asumir la pérdida de ingreso real que representa para el país el incremento en los precios del petróleo, cada sector social procurará trasladar esta pérdida a los demás, y si los demás tampoco están en disposición de asumir esta perdida, procurarán hacer lo mismo. Si por ejemplo los asalariados no están dispuestos a asumir esta perdida a través de un masivo deterioro de su poder adquisitivo - el cual de por si es muy reducido - entablaran reclamos salariales, para reponerse de esta perdida. Si los empresarios no quieren ver reducidos sus márgenes de utilidad, frente a estos reclamos, procuraran trasladar a terceros este costo siempre que puedan, y así sucesivamente.
Esta es la conocida historia de la "pugna distributiva", que seria en este caso la pugna por no resultar quien asuma en última instancia la perdida de ingreso real que necesariamente representa el aumento en los precios del petróleo.
Todo esto eleva el nivel general de costos y precios de la economía, y en conjunto con el proceso de elevación de precios de los alimentos que también se produce a escala mundial, en ultimo análisis golpea de manera muy fuerte a la población, que en un 75% debe sobrevivir con menos de US$ 2 al día y en un 39% con menos de US$ 1.
Resulta obvio que mientras mayor sea el precio internacional del petróleo, el impacto sobre la economía y la población nicaragüense será cada vez mas asfixiante, hasta llegar a alcanzar un punto que quizá la economía y la sociedad nicaragüense podrían no tolerar mas.
No es lo mismo el impacto sobre nuestra economía de un precio promedio del petróleo de US$ 38.3 en 2004, que uno de US$ 54.5 en 2005, que uno de US$100 y mas en 2008.
El primer sector que ha entrado en crisis ha sido el sector transporte. El alza en los precios del combustible alcanzo un punto en que comenzó a asfixiar al sector del transporte. Transportistas que podían sobrevivir con los precios del combustible de hace seis meses, de pronto se vieron asfixiados por la espectacular carrera alcista del combustible.
En un contexto "normal" de mercado, la respuesta hubiese sido trasladar el aumento en los precios del combustible a los usuarios y clientes, a través de más altas tarifas del transporte de pasajeros y de carga. Pero en este caso, la salida que se busco fue utilizar parte de los recursos del crédito concesional que otorga la República de Venezuela, asociado al suministro de petróleo, para otorgar un descuento al precio del combustible, el cual por ser un descuento fijo pronto será "borrado" por nuevos aumentos en el precio del diesel.
Lo importante a destacar es que Venezuela, debido a los acuerdos existentes en la OPEP no puede suministrar petróleo a precios preferenciales, aun a países en desarrollo en que el aumento de estos precios puede provocar serios estragos. Quizá para compensar esto, en el marco de los Acuerdos Energéticos del ALBA, por lo menos los países miembros de esta iniciativa, aunque también los miembros de PETROCARIBE, en menor medida, reciben un tratamiento preferencial en lo que respecta a la forma de financiamiento del suministro de petróleo.
Mientras estos países deben pagar una parte del suministro en 90 días, la otra parte asume la forma de un crédito que los países pueden pagar a 23 años con 2 de gracia, y a una tasa de interés muy concesional. Como el monto del valor del suministro de petróleo al país se eleva al aumentar el precio del petróleo, al mismo tiempo se eleva el monto del crédito asociado a este suministro, de manera que el aumento del precio del petróleo representa, al mismo tiempo que un severo impacto adverso adicional, una provisión de recursos adicionales.
Por supuesto, los gobiernos preferirán usar los recursos de este crédito - que aumentan pari-passu con el aumento del precio del petróleo - conforme a sus propias prioridades políticas. Pero lo cierto es que si no utilizan estos recursos, para amortiguar el grave y masivo impacto de los precios sobre la economía y la población, particularmente cuando estos precios están alcanzando niveles que serian cada vez mas difíciles de absorber para la economía y la sociedad nicaragüense, la crisis resultante podría también dar al traste con estas propias prioridades políticas.
La opción de que la economía y la sociedad nicaragüense "se las arreglen como puedan" frente al impacto de esta escalada de los precios del petróleo, mientras que el país dispone de recursos que aumentan con el precio del petróleo, para concentrarse obsesivamente en el impulso de un proyecto político que se construyo abstrayéndose de esta crisis, no parece ni realista, ni sensato, ni responsable. Un proyecto político que se construye y se impulsa al margen que las necesidades y las crisis que la vida misma impone al país, podría no ser viable.
Pero más allá de eso, aunque el gobierno no sea responsable por este proceso de aumento en los precios del petróleo, es responsable por encabezar la administración de la crisis, siguiendo el consejo del presidente Evo Morales: aprendiendo a escuchar y rompiendo el autismo, y definir de manera seria y deliberativa las vías que el país deberá transitar para poder recuperar viabilidad a mediano y largo plazo. |