De los nazis contra judíos
Alemania recordó ayer domingo los 70 años de la "Noche de los cristales rotos", un pogromo contra los judíos que fue el preludio del Holocausto, con ceremonias en todo el país, donde el judaísmo vive una nueva primavera.
La ceremonia principal tuvo lugar en la mayor sinagoga de Alemania, la de la calle Rykestrasse en Berlín, una de las pocas que sobrevivió a la furia nazi de la noche del 9 de noviembre de 1938, cuando fueron saqueados e incendiados los bienes de ciudadanos judíos en toda Alemania.
El canciller alemán Ángela Merkel y varios representantes de la comunidad judía se reunieron junto a 1.200 personas para rendir homenaje a las víctimas de la "Noche de los cristales rotos" y al renacimiento que está conociendo el judaísmo en Alemania.
"Guardar viva la memoria es nuestra responsabilidad", dijo la presidenta del Consejo Central de Judíos de Alemania, Charlotte Knobloch, que tenía seis años cuando el pogromo.
El recuerdo de "seis millones de niños, de mujeres y de hombres nunca debe reducirse a una simple nota a pie de página", agrega, refiriéndose a las víctimas judías del Holocausto.
Austria, anexionada por la Alemania nazi en 1938, rememoró también esta jornada con un doble servicio religioso, primero uno ecuménico en Viena, en la iglesia Ruprechtskirche, y luego en la sinagoga de la ciudad.
En Roma, el papa Benedicto XVI se refirió y denunció "la furia nazi" y "la persecución sistemática de los judíos", y instó para que "tales horrores" no vuelvan a ocurrir.
En la "Noche de los cristales rotos" unas 300 sinagogas y decenas de miles de comercios y de casas pertenecientes a judíos fueron dañadas o destruidas en toda Alemania. Unos 90 judíos murieron en el pogromo y 30.000 fueron detenidos y luego enviados a campos de concentración.
Según los historiadores, los nazis querían tomar el pulso de la opinión pública alemana ante la radicalización de la violencia antisemita.
La excusa del pogromo fue la muerte del diplomático alemán Ernst von Rath, en misión en París, quien fue agredido por el estudiante Herschel Grynszpan, que quería vengarse de su familia, expulsada de Alemania junto con otros 15.000 judíos polacos.