El acederaque, conocido también como cinamomo, cinamomo de Castilla, árbol del paraíso, rosariera, árbol santo, árbol de rosarios, sicomoro falso y agrias. Es un árbol que alcanza los 30 metros en los países tropicales, pero en los países templados se eleva mucho menos y más de dos metros y medio de circunferencia. Pertenece a la familia de las Meliaceas, como la caoba. Este frondoso árbol es originario de la China y se halla actualmente extendido por toda el Asia, Africa occidental, sur de Europa, Centro y Sur América, las islas del Caribe, Estados Unidos, entre otros lugares. En francés esta planta se llama “azédarac”, “margousier”, “lilas des Indes”, “acacia d’Egypte”, “arbre aux chapelets”, “arbre Saint”, “laurier grec”…
El tronco es recto, dividido en ramas irregulares, con hojas bipinadas, con cinco hojuelas generalmente ovales, lanceoladas, denticulares o enteras, muy lampiñas por el haz, lustrosas por el envés y de magnífico color verde. Como no suele perder las hojas, da sombra todo el año. Crece con rapidez, exige pocos cuidados y se adapta bien a los terrenos pobres. Las flores forman panículos flojos, el limbo de los pétalos es blanco azulado y los estambres, de color púrpura violado, están reunidos en un tubo cilíndrico. El fruto se semeja a una cereza pequeña, es amarillo cuando está maduro, y contiene un hueso oblongo. La pulpa que envuelve el hueso es bastante delgada y astringente, produciendo en la boca cierta aspereza cuando se come. Este fruto no es venenoso como algunos suponen.
Su madera se emplea para hacer leña, y por su resistencia a las termitas, es buena para la construcción, la carpintería y para fabricar pequeñas embarcaciones.
Es evidente que el acederaque no es un árbol cualquiera ya que nos ofrece grandes perspectivas tales como: mejorar el control de las plagas, fomentar la salud, favorecer la reforestación y tal vez hasta frenar la superpoblación.
De las ramas y raíces se obtiene una materia colorante de un hermoso color rosa, de los frutos un aceite y de casi todas las partes de la planta productos medicinales.
• En América se emplean las hojas como purgantes, y contra las obstrucciones el cocimiento hecho con las flores.
• Se consideran además como vermífugas todas las partes de la planta.
• Algunas personas mezclan la pulpa del acederaque con grasa para curar la sarna y la tiña.
• En Portugal y en España emplean los huesos para cuentas de rosarios.
• Desde hace siglos, los indios recurren a este árbol para aliviar el dolor, la fiebre y las infecciones, y las hojas las consideran depurativas. También se limpian los dientes con sus ramitas, aplican el zumo de sus hojas a las afecciones cutáneas y beben una infusión tónica.
• Las semillas y las hojas contienen compuestos de probadas virtudes antisépticas, antivirales y antifungicas.
• También hay indicios de que esta planta pudiera combatir la inflamación, la hipertensión y las úlceras.
• Se afirma que ciertos medicamentos con extractos de acederaque son eficaces contra la diabetes y el paludismo.
• Un componente del árbol, la salanina, ahuyenta a ciertos insectos. Ya hay en el mercado un repelente de moscas y mosquitos elaborado con aceite de acederaque (cinamomo).
• Se rompe una ramita de acederaque, se masca un extremo para ablandarla y luego se frotan con ella los dientes y las encías, pues la corteza contiene sustancias de gran valor antiséptico.
• El aceite de acederaque es un potente espermicida, con el cual se puede elaborar un anticonceptivo oral masculino.
• Además este aceite es vulnerario, vermífugo y sirve contra el reumatismo.
• Las hojas son buenas contra los ataques de los histéricos.
• También se obtiene de este árbol una goma.
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