El embajador de EE.UU. en Nicaragua hizo un resumen sobre la controversial palabra y concepto que se utiliza constantemente relacionado con la Democracia. Expresó lo siguiente:
Esas preguntas serían un buen tema de debate, pero supongo que podemos identificar algunas cualidades que caracterizan a todas las democracias:
Elecciones libres y justas, llevadas a cabo regularmente y que tienen la confianza de la mayoría de los ciudadanos;
La alternancia periódica de los partidos en el poder;
Partidos de oposición con voz en el gobierno;
Un poder judicial independiente, no corrupto y apolítico, que establece y asegura el estado de derecho;
El respeto por los derechos básicos como la libertad de expresión, reunión, prensa, y religión; y,
Una sociedad civil activa que refleja los puntos de vista de los distintos intereses y facciones – iglesias, gremios, el sector privado, grupos étnicos, raciales y femeninos, asociaciones fraternales, universidades, centros de investigación, y otros tantos. Si a un gobierno le falta uno de estos elementos estructurales o garantías de libertades personales, no lo consideraría una democracia. Y si le faltan la mayoría de los atributos de una sociedad civil, o no permite que ésta funcione efectivamente, yo diría que no es una democracia completa, aunque tenga la estructura.
Aunque en todos lados la práctica de la política competitiva es un ejercicio apasionado e impetuoso, hay otra cualidad presente en las democracias más maduras y vibrantes, algo que es más fácil de describir que de definir, es decir, un clima de tolerancia, un digno reconocimiento hacia los puntos de vista diferentes, un respeto tanto por el espíritu de la ley como por la letra de la ley, y una creencia que el juicio de tus conciudadanos, y eventualmente de la historia, es más importante que el ejercicio diario del poder.
Si las democracias difieren unas de otras y aun así pueden compartir ciertos atributos, también lo hacen las economías exitosas. No hay un solo modelo, una sola manera de hacer que un país prospere. Pero todas las economías exitosas, por definición, necesitan producir bienes y servicios para llenar los requisitos de las personas. Todas las economías exitosas deben generar riqueza antes de poder distribuirla. Las economías más prósperas del mundo dependen del libre mercado, al igual que lo hacen las economías de más rápido crecimiento. Vean a China, Vietnam, Brasil y la India. Algunas de las economías de libre mercado, como por ejemplo Singapur o Suiza, casi ni involucran al gobierno. Otros, pensando en Suecia o España- le reservan un rol más amplio al estado.
Pero, de nuevo, todas comparten algunas características: el respeto por la propiedad privada; igualdad de oportunidades para todos sus ciudadanos; acceso al crédito; bajos aranceles o ningún arancel del todo; amplia inversión privada, nacional y extranjera, que sea tratada justamente; y gobiernos honestos, efectivos y transparentes, incluyendo el sistema jurídico, que debe sostener la inviolabilidad de la propiedad privada.
Hay otros factores, por supuesto, y entre ellos está una mano de obra educada y saludable, buenas carreteras, puentes y puertos, y telecomunicaciones modernas. Notarán, confío, que no mencioné recursos naturales. ¿Qué recursos naturales tiene Singapur o Suiza? ¿Irlanda o Israel? Pero estas naciones están entre las más ricas del mundo. ¿Por qué? Han establecido las condiciones necesarias para una economía de libre mercado exitosa y han formado a sus poblaciones para sacarle ventaja a esas oportunidades.
Voy a agregar que hay unos cuantos países prósperos que no siguen un modelo de libre mercado, pero en cada caso estos países están sentados sobre vastos campos de petróleo o gas natural. A menos que hagan planes para el futuro mediante la adopción de medidas económicas correctas, y varias de ellas están haciendo exactamente esto, su riqueza se irá disminuyendo según bajen sus reservas de hidrocarburos.
Al describir estas combinaciones de gobiernos libres y economías libres, de un estilo o de otro, he identificado lo que el mundo ahora llama capitalismo democrático. Toma muchas formas, pero sin importar la forma, ha probado ser la mejor manera de mantener un gobierno representativo, las libertades personales y el estado de derecho, y la mejor manera de crear y distribuir la riqueza.