Ayer, el ex presidente guatemalteco Alfonso Portillo (2000-2004), fue extraditado de México luego de casi cinco años de vivir prófugo de la justicia.
La extradición consiste en la entrega de un país a otro cuando así es solicitado del acusado de ciertos delitos. Cumplió con el consentimiento del ex mandatario, anunció en un comunicado la Procuraduría (Fiscalía) General de la República (PGR) de México.
En el anuncio de México, no hay detalles sobre las condiciones, ni la hora en que fue trasladado Portillo a Guatemala, pero según la PGR, el pasado 3 de octubre el guatemalteco, presentó un escrito donde "manifestó su consentimiento expreso en ser extraditado".
Portillo se encontraba prófugo de la justicia guatemalteca desde enero de 2004, y huyó al país vecino después de ser acusado por la PGR de cometer los delitos de peculado, abuso de autoridad y sustracción de unos 120 millones de quetzales (casi 15,5 millones de dólares) durante su gobierno.
Portillo ante al banquillo de los acusados
Por la tarde el ex gobernante fue llevado ante los tribunales donde aseguró que tomó la decisión de enfrentarse a la justicia por delitos de corrupción para terminar la "salvaje" persecución política a su persona.
Portillo: "Estoy aquí, porque significa que voy a enfrentar la justicia. Yo decidí entregarme. Hay cuatro años y medio que sufrí una persecución política del gobierno anterior" refiriéndose al ex jefe de Estado Óscar Berger (2004-2008).
"Vengo aquí a afrontar la justicia y tengo fe porque ahora no hay un gobierno que presione al Poder Judicial, creo en la independencia del Poder Judicial, creo que no cometí el delito del que se me acusa", el peculado, sostuvo.