El primer ministro de Israel, Ehud Olmert, aparentemente fracasó en obtener de Moscú un firme compromiso de que pondrá fin a su venta de armas avanzadas a los enemigos de Israel. Al término de una visita de dos días, Olmert sólo dijo que había tenido éxito en lograr que el presidente ruso, Dmitry Medvedev, comprenda sus temores de que los misiles fabricados por Rusia y otra tecnología puedan caer en manos de guerrilleros anti-Israel en la región.
"Mi impresión es que el Gobierno ruso entiende bien la posición israelí y está consciente de la posible influencia que este tipo de suministros podría tener en la estabilidad de la región", dijo Olmert a periodistas que viajaban con él. Pero no dio una respuesta directa a la pregunta de si Rusia había aceptado no vender su sistema de defensa aéreo S-300 a Teherán, que Israel percibe como una amenaza a su existencia, diciendo: "Discutimos asuntos de venta de armas y la posibilidad de ventas de armas".
Los dos lados sí acordaron abrir una línea permanente de diálogo sobre temas de defensa y establecer un "equipo estratégico" para continuar discutiendo las ventas de armas. "La política de Rusia continuará siendo la de no dañar la seguridad israelí bajo ninguna circunstancia", Olmert informó que Medvedev le había dicho durante el curso de la reunión de dos horas en el Kremlin.
"Acordamos mejorar nuestros lazos económicos, defensivos y estratégicos. Acordamos fijar un nuevo mecanismo para garantizar contactos continuos en estos temas", añadió. Fuentes de defensa israelíes dijeron el domingo que Irán estaba en conversaciones para comprar el avanzado sistema antimisiles aéreos S-300 de Rusia, lo que ayudaría a Irán esquivar cualquier ataque aéreo israelí o estadounidense contra sus instalaciones nucleares. '