El gobernante nicaragüense Daniel Ortega Saavedra no aceptó la invitación hecha por el Presidente de Estados Unidos de América, George Walker Bush, a los mandatarios latinoamericanos para la 63 Asamblea de las Naciones Unidas que se celebrará en Nueva York.
Esto por los acontecimientos que vive Bolivia y Venezuela, pues Ortega lo considera un acto de “solidaridad” con sus amigos mandatarios Evo Morales y Hugo Chávez, que recientemente expulsaron a los embajadores de EE.UU. por “conspirar contra sus gobiernos”.
En Bolivia han pasado días de protestas y conflictos entre simpatizantes de Morales y la oposición del gobernante en el país coquero.
“Con todo esto que está sucediendo en Bolivia, donde quieren dar un golpe de Estado al presidente Morales; en estas condiciones yo no puedo irme a sentar con el presidente George Bush, por ello no asistiré a esa reunión, en solidaridad con el pueblo boliviano”, señaló.
“Si quieren respeto, ellos deben aprender a respetar. En este caso la voluntad de los pueblos de América Latina que han llevado al poder a los gobiernos socialistas por la vía democrática de los votos. Lo que pasa en Bolivia es peligroso y si logran asesinar a Evo Morales o a Hugo Chávez, lo que viene es una lucha armada. Yo estoy seguro de que lo que pasó en Chile, cuando derrocaron al presidente Salvador Allende en 1973, no debe pasar nuevamente, pero no lo descarto; incluso para Nicaragua. Yo de Evo cierro la Embajada norteamericana, pero bueno, cada quien toma sus decisiones”, indicó.
Seguramente esta intervención del mandatario nicaragüense puso a pensar al embajador de EE.UU. en Nicaragua, Robert Callahan, que hace pocos días fue aceptado por el gobierno de Ortega para radicar en nuestro país.
Estas palabras las dijo el mandatario durante un acto de entrega la Orden Independencia Cultural Rubén Darío a los profesores de Nicaragua de este año, estudiantes de primaria y secundaria, a artistas, periodistas y otras personalidades el pasado fin de semana.