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La Jornada
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¡Que mala suerte!
POR Prof. Christian Cazabonne
ACTUALIZADO 12 DE SEPTIEMBRE DE 2008

Un día, un señor se despertó temprano como siempre lo hace.

Cuando estaba bajando la escalera para ir a la cocina, tropezó y se pegó en la cabeza con el marco de la puerta.

Su esposa intentó aliviar el dolor y le dio una taza de café, estaba tan caliente que se quemó la lengua.

Se sentó en la mesa a desayunar y puso un par de rodajas de pan en la tostadora. Cuando fue a recogerlas, se dio un corrientazo que le hizo temblar todo el cuerpo.

En ese momento el teléfono sonó. Era de la oficina para decirle que habían sido robados durante la noche y se habían llevado todas las computadoras y varios documentos importantes.

El hombre estaba tan disgustado que se regó el café encima. Como resultado, tenía que subir, lavarse y ponerse ropa limpia.

Decidió que una ducha fría lo tranquilizaría y le ayudaría a recobrar la buena suerte.

¡Entonces pasó lo que faltaba! Al cerrar la puerta corrediza del baño su pene quedó atrapado y grito: ¡AAAAAAAAYYYY!

*e-mail: prof.cazabonne@hotmail.fr

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