WASHINGTON.- Los congresistas no tienen confianza en el multimillonario plan de rescate financiero por 700 mil millones de dólares, cuya propuesta fue presentada por el gobierno norteamericano que busca enfrentar la crisis financiera. Los congresistas utilizaron un término de “inaceptable” y eso dio lugar a que las bolsas del planeta continuaran cayendo.
El plan de salvamento para el sector financiero expuesto por el secretario del Tesoro Henry Paulson "no es aceptable" en su estado actual, afirmó ayer martes el presidente del Comité bancario del Senado, el demócrata Chris Dodd.
"Lo que ellos (la administración) nos enviaron no es aceptable. Eso no va a funcionar", afirma Dodd a los medios de comunicación después de haber preguntado a Paulson y al presidente de la Reserva Federal Ben Bernanke durante una audiencia ante el Comité.
El Senador Richard Shelby, líder republicano del Comité bancario, que se encontraba junto con Dodd, declaró por su parte que tiene "muchas inquietudes sobre esta propuesta". Enfatizó que "700.000 millones de dólares es mucho dinero para mí, es mucho dinero para los contribuyentes".
Paulson, había enviado una dura advertencia al Congreso, para lograr una rápida adopción del plan.
"Si la situación persiste, amenazará a todos los sectores de la economía", enfatizó Paulson.
Sin embargo, varios senadores expresaron su reticencia ante el plan de rescate. "Me preocupa que no hayamos recibido ninguna prueba creíble de que el plan funcionará", declaró el senador republicano Richard Shelby, de Alabama (sur).
"Podríamos muy bien gastar 700.000 millones de dólares o 700 billones, y no resolver la crisis. Antes de firmar algo de semejante magnitud, quiero saber que hemos agotado todas las soluciones alternativas razonables", dijo y refiriéndose también a las suspicacia expuesta por otros de congresistas.
La situación financiera de EE.UU. fue llevada a la ONU por el Presidente norteamericano George W. Bush quien dijo que tenía confianza en que los congresistas norteamericanos aprobarán el plan y prometió actuar "con la urgencia requerida".
"Les puedo asegurar que mi administración y nuestro Congreso están trabajando juntos", afirmó el mandatario norteamericano en su alocución ante la ONU, que celebra en Nueva York su Asamblea General.
Inicialmente el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, clamó por un "liderazgo mundial" en estos momentos económicos difíciles.
Por su lado, el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, pidió en este foro internacional que las instituciones económicas multilaterales sean reconstruidas "sobre bases enteramente nuevas", porque actualmente no tienen "los instrumentos que necesitan para evitar la anarquía de la especulación".
La presidenta argentina, Cristina Kirchner, reclamó una reforma de los organismos financieros internacionales y medidas para evitar un "efecto jazz" de contagio de la crisis actual.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, propuso en Nueva York la realización de una cumbre del G8 sobre la crisis y abogó por un "capitalismo regulado" que reprima los abusos.
Desde la semana pasada, la Fed reforzó más de 170.000 millones de dólares en dinero fresco ante la falta de liquidez. La crisis llevó a la bancarrota del prestigiado banco de Wall Street Lehman Brothers y al borde de su caída a otras instituciones, que debieron ser vendidas o rescatadas en última instancia.
Ahora el secretario del Tesoro Paulson pide al Congreso aprobar un plan de rescate de 700.000 millones de dólares, que consiste en desbloquear fondos públicos para comprar los activos dudosos o "tóxicos" que afectan el balance de los bancos y crean dudas sobre la solidez del sistema.
Gran parte de esos papeles están adosados a préstamos hipotecarios acordados a familias pocas o nada solventes, los llamados "subprime".
Paulson aclaró el martes en respuesta a un senador, que su plan incluye también a los bancos extranjeros que trabajan en Estados Unidos.
Sin embargo, los demócratas quieren que el plan no se limite al sector bancario sino que incluya también a las familias que han sido víctimas de la crisis del crédito a riesgo y medidas de reactivación económica que habían propuesto a Bush y que éste rechazó.
Los republicanos, por su lado, prefieren un plan concentrado en el sector financiero.
Esas contradicciones entre los políticos originaron que la bolsa de Nueva York tuviera una baja al cierre de tal forma que el Dow Jones bajó 1,47% y el Nasdaq 1,18%.
Las bolsas latinoamericanas registraron bajas más pronunciadas: Sao Paulo perdió 3,78%, Buenos Aires -2%, Bogotá -1,79% y México bajó 0,65%.
También los mercados bursátiles de Europa y de la región Asia-Pacífico, recelosas ante el plan de rescate, registraron igualmente retrocesos.