El gorro y el sombrero no habían sido inventados. Pero sobre todo para proteger el cerebro, órgano indispensable y muy frágil, crece el pelo. (FOTO)
La evolución ayudando, el hombre tomó las pieles de los animales, hiló la lana y el algodón, inventó el acrílico y el poliéster
Los cabellos son el adorno de las mujeres y el problema de los hombres… que se les caen.
“Mas bien desnudo que con abrigo de piel”, fue en su tiempo el eslogan de una campaña contra los abrigos de pieles, ilustrada por algunas modelos desnudas. Desnudas, pero con cabellos, que de hecho son… un vestigio de nuestra piel original: nuestros ancestros de hace tres millones de años, los australopitecus, eran velludos, como todos los mamíferos. Machos y hembras tenían pelo, ya que desnudos estaban, puesto que la ropa fue inventada hace apenas 30.000 años. Su vellosidad servía de aislante contra el frío.
La evolución ayudando, el hombre tomó las pieles de los animales, hiló la lana y el algodón, inventó el acrílico y el poliéster… ya no necesitó más de todos esos pelos. Se cayeron pues al filo de los milenios. Sólo algunos pelos del pubis, de los sobacos, y los cabellos sobrevivieron.
La cabellera se quedó para proteger la cabeza del Sol, de la lluvia, del frío.
El gorro y el sombrero no habían sido inventados. Pero sobre todo para proteger el cerebro, órgano indispensable y muy frágil. Situado lejos del centro vital del organismo, se calienta y se enfría más rápido. La insolación o la hipotermia pueden tener graves consecuencias. Los vasos sanguíneos que irrigan el cerebro son muy sensibles a las variaciones térmicas. Los cabellos tienen pues función de regulación. Salvo para los calvos, más que los demás, tienen interés de llevar un sombrero o una gorra.
El número de cabellos que tenemos sobre la cabeza oscila entre 100.000 y 150.000 según los individuos. Crecen a razón de 1 cm por mes en promedio. Cada persona fabrica entre 1 y 3 millones de cabellos en su vida.
“Se reconoce el pelirrojo por los cabellos del padre y al tiburón por los dientes de la madre” Pierre Desproges.
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