Obama llegará a la Casa Blanca en medio de una dura recesión económica, con un índice de desempleo del 6,7 por ciento (que amenaza seguir creciendo en los próximos meses) y sin reactivación económica a la vista. (FOTO: ARCHIVO)
Según las nuevas estimaciones de la Reserva Federal, el banco central de Estados Unidos, este año será peor de lo originalmente previsto
WASHINGTON.- El presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, advirtió que llegará al poder, el 20 de enero próximo, con un "enorme déficit federal" acumulado de cerca de un billón de dólares, y prometió "restaurar un sentido de responsabilidad y prudencia" en la gestión del gobierno.
"Tenemos que dejar de hablar de reforma presupuestaria y empezar a abrazarla, es una necesidad absoluta", dijo Obama a la prensa después de reunirse con su equipo de asesores económicos.
Obama llegará a la Casa Blanca en medio de una dura recesión económica, con un índice de desempleo del 6,7 por ciento (que amenaza seguir creciendo en los próximos meses) y sin reactivación económica a la vista.
Según las nuevas estimaciones de la Reserva Federal, el banco central de Estados Unidos, este año será peor de lo originalmente previsto y una reactivación moderada podría empezar a percibirse recién en 2010.
Obama aseguró que el Congreso "considerará pronto" su paquete de estímulo económico, que se prevé llegará hasta los 775.000 millones de dólares e incluye un masivo plan de obras públicas con el objetivo de generar empleo.
"Pero nosotros no esperamos que el público estadounidense apoye este crítico esfuerzo a menos que demos pasos extraordinarios para asegurar que las inversiones son hechas de manera inteligente y bien administradas", admitió Obama.
El presidente electo aseguró que su programa de reactivación económica "establecerá un nuevo estándar alto de responsabilidad, transparencia y supervisión".
En ese sentido, Obama aseguró que no permitirá que la eventual ley para financiar su paquete de estímulo económico incluya "earmarks", las provisiones que los legisladores agregan a los grandes paquetes impositivos para financiar proyectos en sus distritos de origen, y que en muchos casos dieron lugar a denuncias de corrupción.
Además del paquete de reactivación, Obama espera poner en marcha un plan de recortes fiscales por unos 300.000 millones de dólares, que deberían servir para devolver unos 500 dólares de impuestos a la mayoría de los contribuyentes norteamericanos y unos mil dólares por familia.
De la reunión con Obama participaron el futuro jefe de gabinete, Rahm Emanuel, el futuro ministro del Tesoro, Timothy Geithner, el director designado de la oficina del Presupuesto de la Casa Blanca, Peter Orszag, y el asesor principal en asuntos económicos, Lawrence Summers, entre otros.