Tratar de resolver un problema, percibiendo solo causa y efecto sin dimensionar lo planteado, da la ligera impresión que las posibles soluciones aportadas serán cortoplacistas

Cada vez que se presenta una problemática de la dimensión que esta sea, su abordaje debe tomar en cuenta todas las aristas involucradas para que su posible solución sea lo más acertada. Esta situación es de transferencia a todos los aspectos de nuestra vida y cotidianidad.

Tratar de resolver un problema, percibiendo solo causa y efecto sin dimensionar lo planteado, da la ligera impresión que las posibles soluciones aportadas serán cortoplacistas y no dan al clavo con el fondo del mismo.

En muchas conversaciones los interlocutores dan muestras, al tratar un problema, que tienen la solución en la mano, pero al realizar una observación cualitativa genuina de los aportes dados por los interlocutores, nos damos cuenta que han dejado de lado muchas interrogantes apartando aspectos importantes que si se tomasen sus soluciones, estas serían someras y al final lo problemática continuaría latente.

Hay innumerables ejemplos prácticos al respecto, solo nombraremos uno en el ámbito educativo, en la categoría de la evaluación de los aprendizajes que solo recae en el accionar del estudiante, y los otros factores meramente se mencionan; cuando en realidad igualmente hay que tomar en cuenta al personal docente, su calidad profesional y su visión holística del proceso educativo.

La familia, su colaboración en este contexto. Los materiales didácticos, académicos y tecnológicos al alcance. El ambiente físico propicio. La autoevaluación como componente del crecimiento emocional. La coevaluación como elemento motivador en el ejercicio de cooperación y mutua ayuda para la mejora. Las técnicas de aprendizaje y los modos de captarlos de acuerdo con las zonas cerebrales. Ante tantos aspectos posibles que coadyuvan en darle la dimensión a la categoría de la evaluación de los aprendizajes en el proceso educativo.

*e-mail: jjottamendi@yahoo.es