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ACTUALIZADo 17 dE JULIo de 2009

2007: Algunas consideraciones sobre la etapa actual del sandinismo en el poder
por Raúl Arévalo Alemán
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Grupo de “Los Doce": Humberto Ortega Saavedra (quinto de izquierda a derecha), José Valdivia (séptimo de izquierda a derecha) el poeta y sacerdote Ernesto Carnal (segundo de izquierda a derecha en la primera fila). Componen el grupo de pie y en el orden acostumbrado Doctor Sergio Ramírez M., Doctor Carlos Tunnerman Bernhein, Padre Fernando Cardenal S. J. Doctor Joaquin Cuadra Chamorro, Emiliano Baltodano Pallais, Casimiro Sotelo, Ernesto Castillo, Padre Miguel D´Escoto. En la primera fila, Ricardo Coronel K. Carlos Gutierrez y Arturo Cruz.. (FOTO ARCHIVO)

- Algunos están y otros fueron excluidos del poder
- Sandinistas viejos no son aceptados en el nuevo gobierno del Presidente Ortega
- Daniel Ortega y su esposa Rosario mantienen el poder absoluto en el partido
- Ministros se corren de periodistas porque todo se lo dejan a la Secretaria de Comunicación
y nadie sabe lo que hacen

El próximo 19 de julio se celebrará en Nicaragua, Centroamérica, los 30 años de la última revolución del siglo XX en el mundo como lo fue la Revolución Popular Sandinista que derrocó a la dictadura de 45 años de la familia Somoza. Esto sucedió un 19 de julio de 1979. Hoy los iniciadores de la revolución están muertos, como Carlos Fonseca Amador, Ricardo Morales Avilés, Julio Buitrago Urroz, Oscar Turcios y otros que salieron de la política, entraron en contradicción con los dirigentes de la Dirección Nacional histórica del Frente Sandinista y se excluyeron y ahora mantienen un oposición férrea contra el FSLN que dirige en el gobierno en segunda etapa desde el 2007, el Presidente Daniel Ortega Saavedra y su esposa, Rosario Murillo, en alianza con los liberales luego de las reformas constitucionales del 2000 con el Dr. Arnoldo Alemán Lacayo . En las estructuras del gobierno sandinista hay un Presidente sandinista y un liberal en la vice presidencia de la República. Los sandinistas viejos fueron excluidos y solamente los de nueva generación participan pero que no tienen grandes trayectorias definidas. Muchos de ellos mantiene cerrada la retroalimentación al poder de la familia presidencial Ortega Murillo y temen informar de lo que sucede a su alrededor porque gozan de las mieles del poder y no les conviene que la fiscalización presidencial les encuentre fallas en sus gestiones. Los sandinistas viejos, al igual que en su tiempo lo hizo Somoza, al darle poder absoluto a su hijo, Anastasio Somoza Portocarrero, a quien hizo jefe de la Guardia de élite, la Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería, EEBI están excluidos y prácticamente fueron enviados al retiro forzado en el partido. El Partido fue sustituido por los Consejos de Poder Ciudadano, CPC, que tienen más poder que algunos ministros y directores de Estado. Los Ministros y Directores de entes autónomos no rinden informe a ninguna junta directiva sobre sus gestiones y lo hacen directamente al presidente de la República que no puede estar en todos los detalles y no esta en capacidad de controlar y fiscalizar todo lo que se hace en el Estado. El gobierno es compartido por el Presidente sandinista y vice-liberal Jaime Morales Carazo. Un hombre sin partido pero de ideas liberales y muy ligado a la práctica de esa ideología desde hace muchos años y con gran influencia de las ideas del PRI de México y del PAN. Un Liberal renovado que no tuvo temor de acercarse a los sandinistas y ser ahora su Vice-presidente. Expulsado del Partido Liberal Constitucionalista, PLC, que maneja el ex presidente Arnoldo Alemán Lacayo.

El FSLN esta en la etapa democrática y de liberación de la Revolución en su primera fase. No es todavía un Partido marxista-leninista tradicional. Esta abierto en estos momentos a las ideas del Presidente venezolano Hugo Chávez Frías que enarbola el Socialismo del Siglo XXI. Esta formando parte de la Alternativa Bolivariana de las Américas, ALBA, pero es de tendencia nacionalista y muy admirador de las ideas del cubano Fidel Castro Ruz. El líder del FSLN, Daniel Ortega Saavedra, el único de los sobrevivientes de la dirección histórica del sandinismo antes de la revolución y después que ha quedado con el mando absoluto del partido, ha expresado y definido que el carácter de su gobierno es de reconciliación nacional y sandinista.

El capital internacional, los empresarios como Carlos Slim están encantados con el gobierno de Ortega en esta segunda etapa y se mantienen en comunicación fluida además de participar activamente en una comisión que viajó a Washintong a las oficinas del Fondo Monetario Internacional, FMI, a gestionar que los fondos sean aprobados para que sigan las políticas de macroeconomía que aplica el gobierno.

El Partido sandinista ha realizado una afiliación masiva entre los pobladores que abrió las puertas del FSLN a todo tipo de personas que aun siendo liberales se han convertido en sandinistas. Tiene pensado realizar una reforma constitucional y pretende cambiar el sistema político por uno presidencialista a otro de carácter parlamentario al estilo europeo, si no es aprobada la reelección presidencial que haría cambiar la Carta Magna. Es parte de la corriente entre los países del ALBA que tratan de transformar las reglas de la Constitución para dejar abiertas las puertas de la reelección presidencial continua.

En materia de libertad de prensa hay libertad de prensa porque todavía se puede decir en los medios lo que se quiera del gobierno sandinista pero el tiempo se vence en materia de ley para los propietarios de los medios de comunicación que quieran renovar sus licencias de radio y televisión. Hay un anteproyecto de ley de telecomunicaciones que según denuncian los dueños de los medios busca sacarlos de los espacios que han ganado en los últimos 16 años de gobiernos neo-liberales. El gobierno ha recortado los gastos de inversión publicitaria para darle solamente a sus medios de comunicación oficialistas.

El sandinismo parece que busca estatizar los medios de comunicación pero algunos de su propiedad los mantiene con publicidad estatal. Hay restricciones para acceder a los ministros de estado que amparándose en que no dan declaraciones porque todo esta centralizado en la Secretaria de Comunicación que dirige la esposa del presidente Ortega, Rosario, se esconden de los periodistas que quieren saber cómo funciona el estado pero nunca nadie da respuestas a los requerimientos que se les hace. Tal situación genera que la búsqueda de noticias se haga de manera extraoficial con personajes del gobierno que solicitan siempre que se diga la noticia a cambio de que no se den a conocer las fuentes noticiosas. Esto hace que en el país se viva de los rumores que genera también rumores sobre el poder de la presidencia y sus círculos de allegados. Esto debería ser corregido por las altas esferas del sandinismo en el poder en esta segunda etapa. Los empresarios, sin embargo, se encuentran más cerca de los periodistas que la presidencia de la República. Ellos mantienen una política de accesibilidad más amplia que los propios sandinistas. Veremos cómo se resolverá esta situación en los próximos meses del gobierno del FSLN.

Estos y otros temas son algunas de las consideraciones del gobierno del FSLN en segunda etapa, 2007 – 2012 y ahora que la Revolución Popular sandinista, llega a los 30 años de su triunfo.

De todos modos damos a conocer algunas fotos y un artículo del escritor argentino Julio Cortázar en los primeros inicios de la Revolución sandinista en 1979 cuando realizó la Campaña Nacional de Alfabetización que le ganó el reconocimiento de las Naciones Unidas a través de la UNESCO, el premio Nadezhda K. Krupskaya el 27, 28 y 29 de Agosto de 1980. En las fotos está el grupo de los 12 que cuando vino a Nicaragua para que el FSLN fuera considerado una fuerza beligerante en el año 1978, y, otras cuando las movilizaciones militares le daban un lugar preponderante a la Revolución sandinista al formar un nuevo ejército que sustituyó al ejército de Somoza formado por la intervención de Estados Unidos en 1926, cuando luchaba contra los guerrilleros del General Augusto C. Sandino estaba en lo fino.

La Batalla de los Lápices (Julio Cortázar)

En la nueva Nicaragua, organizar algo significa en la mayoría de los casos improvisar, perseverar en la improvisación y darle coherencia y forma a medida que se avanza. Así, con los últimos disparos que marcaron el desbande y la fuga de Somoza y sus secuaces, la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional invitó al pueblo a preparar con carácter de alta prioridad una cruzada de alfabetización que de hecho significaba que casi la mitad de los nicaragüenses se entregaría a la tarea de enseñar a leer y a escribir a la otra mitad. El resultado fueron seis meses de preparación a base de un mínimo de recursos y un máximo de entusiasmo.

Vista desde el exterior, esta admirable tentativa de autoconcientización no podía dejar de provocar comentarios y recelos en aquellos sectores internacionales que tienden a mirar el proceso nicaragüense como una repetición del cubano, y que en el aporte pedagógico de Cuba (centenares de maestros especializados en alfabetización) sospechan la presencia de su línea política entre cada línea de las cartillas de lectura. Los responsables nicaragüenses, que tan prudentes se han mostrado en su política interior y exterior, no ignoran estas reacciones que incluso pueden hacerse sentir en los núcleos menos definidos del país, pero las han considerado desdeñables al lado de lo que representa la incorporación de maestros avezados en una tarea tan difícil y penosa. Esta lúcida opción se reflejaba ya en las primeras declaraciones de la Junta a pocos días de la victoria, como bien claro lo muestran estas palabras del comandante Bayardo Arce Castaño pronunciadas el 31 de julio de 1979: "Estamos convencidos de que el pueblo comprende la situación que se está dando, porque el triunfo de la revolución, el derrocamiento de la dictadura, no serían posibles sin la participación de la inmensa mayoría del pueblo. Sin embargo, determinados sectores que no tuvieron una participación muy activa en la lucha, tampoco tienen la suficiente apertura política para comprender los hechos y fenómenos que se están presentando".

Nadie puede cerrar los ojos al hecho de que al término inmediato o mediato de su reconstrucción nacional, en el que la alfabetización representa un factor capital, Nicaragua habrá entrado en una fase que debería encaminarla naturalmente hacia el socialismo: por supuesto, quienes sigan prefiriendo desde dentro o fuera del país una democracia de fachada liberal y trastienda teleguiada, verán en la asistencia pedagógica cubana una punta de lanza destinada a acelerar el proceso de socialización. La realidad práctica es que si por alguna razón Cuba no hubiera creído conveniente enviar maestros a Nicaragua, la campaña se estaría desarrollando lo mismo puesto que los "nicas" no necesitaban ni necesitan de nadie para darse cuenta de la importancia primordial de este primer esfuerzo de concientización en escala global la solidaridad cubana es tan útil como bienvenida, al igual que la de otras fuentes internacionales, pero de ninguna manera tiene la gravitación que los malintencionados no han dejado de subrayar.

Vengo de pasar casi tres semanas en la capital, en la Costa Atlántica y en diversas ciudades del país, y he tenido oportunidad de verificar hasta qué punto e] deseo y la voluntad de alfabetizar y alfabetizarse nace de un sentimiento que deriva directamente de la conciencia de libertad y por ende de responsabilidad, que domina en todos los sectores ligados a la lucha por la liberación y a la enorme tarea de levantar el país de las ruinas en que lo dejó el odio y la crueldad del régimen de Somoza. En poco más de seis meses, las líneas de la campaña fueron tendidas y los escasísimos recursos disponibles puestos a disposición de los organizadores. Es bien sabido que los principales alfabetizadores han sido los alumnos de los liceos secundarios, encuadrados por los estudiantes universitarios y el cuerpo docente nacional. Con una tasa de analfabetos que según algunos cálculos llega al 60 por ciento, y una geografía que vuelve azaroso y hasta peligroso el acceso a las regiones más abandonadas del país, es fácil imaginar los problemas de todo tipo que la campaña planteó a sus responsables directos. Niños y niñas de los liceos manifestaron desde un comienzo su deseo de ser enviados a los lugares más alejados; para quienes los conocen como yo, para quienes han podido hablar con ellos, este deseo es más que comprensible, pues representa para estos adolescentes una continuación directa de la lucha de liberación sostenida por muchos jóvenes de su edad. Los alfabetizadores se consideran a justo título como una milicia sandinista, y precisamente porque conocen las dificultades y los riesgos de su misión insistieron en que se les asignaran los puestos más penosos.

En los últimos meses circularon amenazas de origen claramente somocista, en las que parodiando una frase célebre de la guerra, se afirmaba que "en las montañas se enterrará el corazón de los alfabetizadores". Si estas amenazas no parecen demasiado realistas dada la actitud y la vigilancia del pueblo nicaragüense, nadie olvida que en Cuba hubo niños alfabetizadores asesinados por los bandidos que se habían alzado en la sierra del Escambray. Dadas esas condiciones, la Junta de Gobierno tuvo buen cuidado de exigir que todo alfabetizado! menor de edad debia ser autorizado por escrito por sus padres, lo cual creó problemas en parte inesperados en la medida en que muchas familias temieron por la vida de sus hijos y les negaron la autorización. Estando yo en Managua, este problema se discutía diariamente en los periódicos; la Junta estaba dispuesta a no ejercer la menor presión, pero ocurrió que loa alumnos ya autorizados se solidarizaron abiertamente con aquellos compañeros que hubieran querido acompañarlos en la campaña y no podían hacerlo. Comisiones espontáneas de chicas y chicos iban a visitar a los padres para tratar de convencerlos de que cambiaran de actitud; entre tanto, la inmensa mayoría se entrenaba en los liceos y campos de deportes para familiarizarse lo mejor posible con lo que deberían enfrentar pocas semanas después.

Muy brevemente, los problemas mayores consisten en el aislamiento geográ¬fico y en las diferencias étnicas del país. La región del Pacífico tiene accesos más fáciles desde los grandes centros urbanos, Managua o León por ejemplo, pero la vasta franja de la Costa Atlántica está separada de la opuesta por inmensas selvas vírgenes que sólo pueden ser atravesadas por escasas rutas. Para ir de Managua a Bluefields, por ejemplo, hay que trasladarse en automóvil hasta el puerto fluvial de Rama, donde barcas lentas e incómodas descienden los interminables meandros del rio Escondido para llegar a destino después de muchas horas de viaje. Esta incomunicación ya tradicional acentúa las diferencias entre los pobladores de las dos costas: si el lado que da al Pacífico puede calificarse de "blancos", la Costa Atlántica comprende las grandes comunidades indígenas, la principal de las cuales es la de los mízquitos, poseedores de una cultura profundamente arraigada y que exigirá una alfabetización en su propia lengua, además del español. Hay asimismo núcleos considerables de población negra, que habla principalmente el inglés y que en alguna medida está más vinculada con Jamaica que con el resto de Nicaragua. Puede imaginarse lo que representó esto como tarea para las jóvenes brigadas de alfabetizadores, que debieron adaptarse progresivamente a ambientes muy disímiles y enfrentar problemas de alimentación y de salud para los cuales no se contaban con los recursos necesarios.

Tal vez, en definitiva, más que la alfabetización en sí misma, lo positivo y lo fecundo de esta vasta operación emprendida por el pueblo para el pueblo resida precisamente en la ruptura de las barreras físicas y mentales que separaban a los núcleos principales y eran un factor debilitante frente a un régimen retrógrado que nada hacia para acercarlos. Los jóvenes de Managua o de Estelí, del lado del Pacifico, convivieron con la gente del litoral Atlántico y de las aldeas perdidas en la floresta casi virgen; por su parte, los habitantes de esas regiones recibieron una información que por encima o por debajo del mero aprendizaje de la lectura y la escritura, les ayudó a inscribirse más plenamente en la gran corriente histórica iniciada hace cinco décadas por la gesta de Augusto César Sandino y que culminó con el triunfo del 17 de julio de 1979.

Tanto el gobierno como los protagonistas de la campaña saben que la verdadera batalla que hay que ganar es la de la unidad profunda de un pueblo que en muchos aspectos se busca todavía confusamente y no tiene ideas precisas sobre el derrotero que deberá seguir después de la victoria. Los lápices son los fusiles de esta nueva y difícil batalla, en la que se Juega la infraestructura mental y moral de ese pequeño, admirable país.

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