Desde el punto de vista fisiológico la emoción es un estado activo de la porción del encéfalo. (FOTO eduardo pérez)
Emoción es la agitación repentina del ánimo. La emoción es el aspecto afectivo, propiamente sensible, que dice relación directa al placer o al dolor de todas las impresiones materiales que recibimos y de los estímulos que excitan nuestra sensibilidad espiritual. La emoción, como todo lo que a la sensibilidad se refiere, tiene un campo de acción difícil de determinar por medio del análisis. La gamma del sentimiento, lo mismo en cantidad que en cualidad, se expresa mejor en el lenguaje algo indefinido y concreto de la música que en el discreto y preciso de la palabra. La emoción del placer produce con frecuencia hastío y cansancio y degenera en dolor, y, a la inversa, la emoción dolorosa, si persiste, parece que aminora y llega a lo que se denomina placer del dolor, resultando así que lo que más abunda en la vida son las emociones mixtas.
Desde el punto de vista fisiológico la emoción es un estado activo de la porción del encéfalo que preside a los instintos o a los sentimientos, determinado por una presión penosa o agradable, y capaz o no de alterar la acción que esta parte de los centros nerviosos ejerce sobre los aparatos de la vida vegetativa con los cuales se halla en relación.
Las localizaciones de las emociones en el encéfalo son muy poco conocidas: su influencia sobre los tejidos se ejerce por el gran simpático, el neumogástrico, los nervios ganglionares y los nervios motores. De aquí una perturbación más o menos duradera en la respiración, en la circulación, en la secreción intestinal; de aquí también las lágrimas, el aumento de la secreción salival, y las convulsiones.
Cuando la emoción es violenta puede suspender los latidos del corazón. Si es moderada le hace latir de una manera más fuerte y precipitada: esto se halla de acuerdo con el hecho de que la galvanización del neumogástrico detiene el movimiento del corazón cuando es enérgica y lo acelera cuando es débil.
La división más importante de las emociones es la que se hace de ellas en excitaciones y deprimentes.. Pero aún esta división, lejos de ser discreta y de línea que demarque diferencias, división propiamente lógica, es, en cuanto se refiere al sentimiento, concreta, y, según lo indicado, recorre cada uno de los miembros de esta división a veces la cualidad del opuesto, de donde procede el aspecto contradictorio que se nota con frecuencia en toda la vida emocional.
Las emociones excitantes hacen que las funciones generales de la respiración, circulación y locomoción se cumplan con más rapidez que de ordinario. Bajo la influencia de las deprimentes, estas mismas funciones se retrasan o casi se retienen. En general, todas las emociones placenteras o agradables son excitantes, porque, aunque a veces son seguidas de fatiga o agotamiento, es debido al gasto excesivo de energía nerviosa que habían provocado en tiempo relativamente corto. La alegría se traduce siempre por una gran necesidad de movimiento; así el niño, cuando está alegre, necesita un gasto de energía muscular, y salta, corre y se entrega a una serie de gastos sin significación.
Otro motivo que dificulta el análisis de las emociones es la proporción inversa, en que seguramente se ofrecen, lo mismo en la sensación que en el sentimiento, el aspecto propiamente afectivo y emocional, y el intelectual o representativo; porque todo fenómeno interior es necesariamente complejo o constituido por la síntesis de elementos intelectuales, emocionales y dinámicos, según se observa en todas las manifestaciones del amor.
Atendiendo a la época en que se manifiestan las emociones en el hombre se las puede dividir y ordenar de la manera siguiente:
1.- La alegría y la pena que se manifiestan desde el momento del nacimiento. Con la aspiración del aire se experimenta la primera pena.
2.- El temor y la cólera que aparecen sólo entre los dos y los cuatro meses.
3.- La simpatía, se manifiesta sólo después de los 10 meses. La sonrisa del niño para aquellas personas que le agradan de una manera permanente son ya la manifestación de esa emoción.
4.- La emoción egoísta se manifiesta después de los tres años y junto con ella se manifiesta la confianza. En esta época el niño siente viva atracción hacia las cosas con las cuales parece que quiere completarse o bien porque no teniendo una noción de la realidad, las considera como parte integrante de su personalidad.
5.-La emoción sexual es la última en aparecer, lo hace normalmente después que los órganos sexuales han adquirido gran desarrollo, es decir, en la época de la pubertad.
De las emociones derivan estas dos expresiones populares: “Persona de buen corazón” y “Púrgate para que descargues la bilis de tu hígado”
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