CIUDAD DEL VATICANO. - Benedicto XVI cumple 83 años el 16 de abril y tres días después, el lunes 19, celebra el quinto aniversario de su pontificado, en medio de una de las crisis más graves de la historia contemporánea de la Iglesia, por las prácticas de paidofilia, que sacude las conciencias de los fieles y las bases de muchas estructuras eclesiásticas.
Han sido cinco años difíciles para el pontífice alemán, electo por el Conclave de abril de 2005 como sucesor de Juan Pablo II, un papa carismático, muy popular y muy mediatizado.
Todos sabían que la herencia de Karol Wojtyla sería difícil de enfrentar, pero Joseph Ratzinger aceptó cargarla sobre sus espaldas, marcándole un perfil que le ha valido éxitos y consensos en parte del mundo católico, pero sobre todo críticas.
Su primera imagen de sucesor en el Trono de Pedro, tras casi un cuarto de siglo en el nada fácil cargo de prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, estuvo marcada por su humildad, cuando el 19 de abril salió al balcón de la Basílica Vaticana para presentarse a los fieles como "un humilde siervo en la viña del Señor".
La imagen del tímido profesor, sin embargo, duró poco: su primer discurso programático, pronunciado ante la Curia en diciembre de 2005, fue visto por muchos como el anuncio de un pontificado conservador, hasta reaccionario. A partir de entonces, ha sido un desafío detrás de otro, y una polémica después de la otra.