Se comienza por ponerle azufre a los tarros con la ayuda de pequeños trozos de mecha con azufre, de aproximadamente 1 cm.
Para esto se enciende un pequeño trozo de mecha y se voltea encima un tarro bien limpio y cuidadosamente secado. Cuando está enteramente lleno de gas sulfuroso, lo que se constata por su opacidad, luego se voltea y se coloca rápidamente una tela limpia sobre su abertura.
Se preparan las frutas al mismo tiempo que los tarros ya que el relleno debe ser hecho muy rápidamente.
Las frutas serán lavadas, escurridas, peladas, deshuesadas según el caso, y luego cocidas en un jarabe ligero durante 10 minutos. Se introducen hirvientes en los tarros, cucharada por cucharada, levantando la tapa de tela justo el tiempo de deslizar las frutas sin dejar que el gas sulfuroso se escape.
Cuando un tarro está lleno, se coloca azufre por encima con la mecha de azufre encendida, con el fin de que el espacio dejado vacío entre las frutas y el borde del tarro sea igualmente lleno de gas sulfuroso. Enseguida se le pone la tapa al tarro.
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