BISHKEK y MOSCU.- El presidente de Kirguistán, Kurmanbek Bakiev, abandonó ayer por la noche el país con rumbo desconocido, mientras renunció el primer ministro, Daniyar Usenov, y la oposición formó gobierno, tras la represión policial que causó al menos 40 muertos, aunque otros reportes hablaron de 100.
Estados Unidos, que posee una base militar clave para la logística de sus tropas en Afganistán, siguió de cerca los hechos de violencia desatados ayer en la sede del gobierno, cuando opositores intentaban tomar el edificio y la policía abrió fuego, después de un período de protestas por la situación económica del país.
La ex canciller y símbolo de la llamada revolución de los tulipanes de 2005, Rosa Otunbayeva, declaró que "el primer ministro, Daniyar Usenov, me entregó personalmente la dimisión".
"El poder está completamente controlado por la oposición", que formó un "gobierno popular", añadió.
La jornada se caracterizó por la información confusa, con cifras dispares de víctimas entre gobierno y oposición.