CIUDAD DEL VATICANO. - El año sacerdotal que está terminando "conmocionó" al Papa y a la Iglesia, que entraron en conocimiento de la "dimensión para nosotros inimaginable" de los abusos cometidos "por sacerdotes contra menores", dijo ayer Benedicto XVI en su discurso a la Curia en ocasión de los augurios navideños.
Abusos que "arrastran al sacramento hacia su opuesto: bajo el manto de lo sagrado hieren profundamente a la persona humana en su infancia y le generan un daño para toda la vida".
El "rostro de la Iglesia está cubierto de polvo", "su vestido está desgarrado" a causa de estos abusos, agregó. Frente a la Curia reunida, Benedicto XVI invitó a "recibir esta humillación como una exhortación a la verdad y un llamado a la renovación".
Además invitó a "agradecer de corazón a todos los que se empeñan en ayudar a las víctimas para devolverles confianza en la Iglesia, en la capacidad de creer en su mensaje".
El pontífice también se refirió al "mercado de la pornografía", el "turismo sexual" y la "droga", males que dañan al mundo con fuerza creciente.
"La devastación psicológica de los niños, en la que personas humanas son reducidas a artículos de mercado, es un espantoso signo de los tiempos".
El turismo sexual "amenaza a toda una generación", subrayó el Papa, hablando a propósito del "contexto" en que fueron cometidos abusos de sacerdotes contra niños, un pecado de "particular gravedad" y por el cual la Iglesia tiene "responsabilidad".