Estimado General de Ejército, Julio César Avilés Castillo:
Como ciudadano nicaragüense y como amigo tuyo, permitime Julio César, agradecerte a vos, y a través tuyo a todos los soldados heroicos del Ejército de Nicaragua, por haber mantenido la calma ante las recientes provocaciones navales y aéreas de parte de agentes costarricenses al servicio del imperio.
Es difícil para cualquier nicaragüense, y ya no digamos para los militares patriotas, sobreponer el cerebro frío sobre el corazón caliente en la defensa de la soberanía, y en este caso especial, de nuestro hermoso Río San Juan de Nicaragua, por tanto tiempo codiciado a la rapiña de expansionistas de diversos colores.
Duro es para todos, y particulamente para Daniel y para vos, mantenerse firmes en suprema paciencia, frente a tanto insulto, ofensa, vulgaridad y ahora provocaciones estúpidas que ya todos sabemos son parte de las contraofensivas imperiales que intentan destruir la ALBA de los pueblos de nuestra América.
Pudieron en Honduras, fracasaron en Bolivia y Ecuador (aunque algo lograron, no podemos ser ingenuos en eso), antes pudieron en Venezuela, pero les duró muy poco, gracias a la valentía del pueblo bolivariano que lidera Hugo Chávez. Ahora van contra Nicaragua, utilizando a tontos útiles de Costa Rica y algunos incluso de aquí dentro, vendepatrias y traidores y cobardes que siempre subsisten a sueldo jugoso de los escribidores de cables infames revelados a medias por los tipos de WikiLeaks.
Julió: gracias, pues, y espero no molestar tu natural humildad y modestia que conozco de siempre, si me tomo la libertad de decir que como nicaragüense me siento orgulloso del Ejército que tenemos y muy especialmente de la calidad de jefe miltar que sos vos.
Esperemos en Dios que los provocadores del otro lado del Río San Juan de Nicaragua, no escalen sus acciones. Esperemos en Dios que la presidenta tica, Laura Chinchilla, reflexione y no continúe usando ese lenguaje ofensivo, soez, vulgar, y procaz contra Nicaragua y nuestros legítimos y dignos gobernantes. Esperemos en Dios que los agentes del imperio nos permitan a todos los nicas mantener la cabeza fría.
Porque ya lo dijo el héroe: la soberanía no se defiende con flores.
Un abrazo, hermano, en estos días fresquitos de diciembre, y mis saludos personales a tu padre, mi amigo de tantos años, a tu hermana, médica a la que nunca dejo de agradecer cómo ha cuidado tan bien de la salud de mi esposa..., y a toda tu numerosa familia.
Patria y Libertad
(*)Periodista nicaragüense
Orden Independencia Cultural "Rubén Darío"