Presidente de Brasil, Luiz Lula da Silva. (FOTO ARCHIVO)
Este año afrontará la crisis generada en torno al tercer Programa Nacional de Derechos Humanos
BRASILIA.- El presidente de Brasil, Luiz Lula da Silva, comenzó ayer el primer día de actividades del último año de su segundo mandato al frente del gobierno, con temas prioritarios como la ayuda a damnificados por las lluvias y la iniciativa para investigar crímenes de la dictadura militar.
Tras diez días de vacaciones, el mandatario regresó el domingo a Brasilia, donde desde este lunes encara cuestiones delicadas, como la compra de cazas para las Fuerzas Armadas.
También afronta la crisis generada en torno al tercer Programa Nacional de Derechos Humanos, lanzado el 21 de diciembre, y la liberación de recursos para municipios afectados por las lluvias.
Según sus asesores, Lula da Silva definió como prioridad la liberación de dinero de las arcas público-federales para ayudar a víctimas de las lluvias, que sólo en el estado de Rio de Janeiro provocaron la muerte de más de 60 personas entre los últimos días de 2009 e inicios de 2010.
El presidente quiere resolver luego los impasses en la iniciativa sobre Derechos Humanos, que incluye la investigación de crímenes perpetrados durante la última dictadura militar (1964-1985), lo que generó fuertes cruces entre ministros, militares y familiares de desaparecidos.
También hay controversia respecto a la compra de 36 cazas para la renovación de la flota aérea nacional, ya que Lula da Silva manifestó su preferencia por los franceses, mientras los militares defienden la adquisición de los suecos.
En los próximos días, el mandatario quiere reunir a los ministros del área económica para definir la ampliación de inversiones en 2010, una suerte de segunda edición del Programa de Aceleración del Crecimiento, PAC 2.
Preocupado por la crisis generada entre las Fuerzas Armadas, el ministerio de Defensa y la Secretaría Especial con rango de ministerio de Derechos Humanos, Lula da Silva "estableció una especie de ley de silencio", según reportó hoy la prensa local.
En conversación con un auxiliar directo, el presidente consideró "grave" el cruce de declaraciones entre varios de sus ministros y dijo que pedirá a su gabinete "más cautela" y "menos acusaciones ante la prensa" sobre el Programa Nacional de Derechos Humanos, para no alimentar la polémica.
En ese sentido, el secretario nacional de Derechos Humanos, ministro Paulo Vannuchi, llegó a amenazar el fin de semana con dejar su cargo.