Reabrió polémicas reglamentarias
JOHANNESBURGO (ANSA)- Sudáfrica 2010 cerró con España como merecido campeón, una final con más violencia que juego y un balance que premió al equipo por sobre las individualidades, reabrió polémicas reglamentarias y terminó imponiendo a Europa por sobre Sudamérica, más allá del Uruguay de Diego Forlán.
La final europea que España ganó ayer 1-0 a Holanda dieron tono europeo a un Mundial que había comenzado con color sudamericano, sólo defendido por Uruguay en los momentos finales.
Sudáfrica 2010 marcó el triunfo del juego colectivo, "el fútbol de sociedad", como lo define el DT español Vicente del Bosque, además de coronar a Forlán como su mejor figura individual, un premio consuelo para Sudamérica, que así no se fue con los brazos vacíos del continente africano.
La Argentina de Diego Maradona ilusionó con su ataque anárquico y el Chile de Marcelo Bielsa, sobresalieron en esa fase inicial.
El Brasil de Dunga murió en su ley del resultado, el Paraguay de Gerardo Martino emocionó y tuvo al borde del nocaut a España, México sufrió la maldición de los octavos, Honduras sólo tuvo una despedida digna y Estados Unidos mejoró respecto de 2006, pero no alcanzó para levantar a la Concacaf.
A nivel continental, el fracaso mayor, está claro, fue el de África y Asia registró avances de Japón y Corea del Sur, pero sigue sin que su fútbol llegue con identidad propia a sus millones de aficionados.