Pulpo futurista. (foto cortesía)
La fama de Paul hará que se renueve el interés de la ciencia en los pulpos
La estrella de este mundial no fue un crack como Pelé o Maradona. Más bien, ha sido alguien quien no tiene dos piernas sino ocho, que no muestra emociones aunque tenga tres corazones y que, si bien no es de la nobleza, tiene sangre realmente azul. Tampoco ha sido una persona que ha jugado en un estadio de Sudáfrica, sino un animal más chico que un balón, que está a miles de kilómetros de distancia y que vive en un pequeño estanque de agua en un pequeño pueblo de Alemania, que hoy solo se ha hecho famoso gracias a él.
Hoy muy pocos saben cómo se llamaba la mascota oficial del mundial (el leopardo Zakumi) o quien recibió el botín de oro (Thomas Muller) o el balón de oro (Diego Forlán), pero todos saben quién es el pulpo Paul.
La gente se pregunta cómo es posible que un invertebrado que no entiende o habla idioma alguno, que no ve TV ni sabe nada de deportes, cuya visión no capta colores y cuya especie no llega a vivir más de 3 a 5 años sea capaz de haber pronosticado sin un solo error los resultados de 8 partidos en el mundial. Esto es una posibilidad de 1 en 256, la misma que se aumenta debido a que en los 3 primeros partidos había una tercera opción (la del empate).
Para el grueso de los científicos ello fue pura coincidencia, algún entrenador inducía al pulpo a optar por tal o cual carnada, o a que el pulpo prefería las banderas con franjas y tonos más llamativos. No faltarán quienes conciban la posibilidad de que ciertos animales puedan tener sentidos inconcebibles para los humanos, así como los elefantes se comunican a kilómetros de distancia percibiendo la vibración de sus pisadas o los tiburones captan la electricidad.
La fama de Paul hará que se renueve el interés de la ciencia en los pulpos. Hay unas 300 especies de ellos, quienes, junto a las sepias, calamares y nautilos conforman una clase de 800 especies de cefalópodos. Estos van desde pulpos que pesan un cuarto de gramo hasta el calamar coloso de 18 a 25 metros de largo y media tonelada.
De todos los animales sin huesos, estos son los más inteligentes. Se han filmado a pulpos aprendiendo a abrir botellas y cajas, y a crear instrumentos como cortando un coco para meterse en su interior y hacerse rodar dentro de él para escapar de sus enemigos.
Sin embargo, ellos no aprenden de sus padres, a quienes no conocen. Por ello y por su limitada duración de vida ellos no pueden desarrollar mucho sus facultades de auto-aprendizaje.
Los pulpos (octopus en inglés y polvo en portugués) no pueden tener muchos actos sexuales. El macho muere poco después de la copulación y la hembra tras alumbrar una sola vez hasta 200,000 huevos.
Los cefalópodos cambian de color como medio de comunicación, defensa o ataque. Todos los pulpos tienen tinta y veneno (aunque solo los de anillos azules tienen uno que puede matar a los humanos y que no hay antídoto contra él). Los pulpos imitadores (descubiertos hace 12 años) han aprendido, además, a copiar las formas y los movimientos de peces, anguilas o serpientes para despistar a sus adversarios.
Los cefalópodos podrán vivir poco tiempo, pero estuvieron entre los primeros animales complejos. Aparecieron hace unos 600 millones de años. Por ello su antigüedad es 10 veces mayor que la de los monos, 100 a 200 veces que la de los homínidos y 3,000 más que la de nuestra propia especie.
Estuvieron mucho antes y después de los dinosaurios, sobreviviendo las 6 extinciones masivas que decimaron la flora y fauna de la Tierra. Según Dougal Dixon, la autoridad mundial en pronosticar los animales del futuro, cuando los mamíferos se extingan, serán los descendientes de los pulpos quienes colonicen la tierra desarrollando formas parecidas a la de los elefantes o a la de los simios.
Squibbon, el calamar-gibón que pronostica Dixon como el sucesor de los primates en 2 millones de siglos en el futuro
Futuro pulpo
Hoy el mundo ha estado pendiente de los pronósticos de un pulpo, aunque sus ancestros dominaron nuestro planeta hace 450 millones de años y podrán reinarlo después de que se produzca la siguiente extinción masiva.
De hecho los calamares, quienes junto a las sepias, pulpos y nautilos conforman la clase de los cefalópodos (“cabeza de pata”), son la mayor forma de vida en lo que puede ser el mayor hábitat del globo (las profundidades del océano).
Los calamares colosos miden entre 12 a 25 metros. De éstos se sabe menos que de los dinosaurios debido a que viven a cientos de metros debajo de las olas, zonas que empujan a que muchos animales (que son pequeños cerca de la superficie) se tornen allí en gigantes. Nadie les ha filmado vivos ni menos aún protagonizando la mayor pelea de depredadores que haya hoy: entre uno de ellos con un cachalote (la mayor ballena con dientes, la cual llega a los 16 ó 20 metros de extensión).
Los cefalópodos han sobrevivido a todas las grandes catástrofes que han exterminado al grueso de la vida en la Tierra y varios de ellos podrán sobrevivir un holocausto nuclear o cósmico. Ellos, que hoy viven en todos los mares, podrían empezar a colonizar las aguas dulces y la tierra firme, como sus parientes moluscos.
Varios científicos especulan que si hace 65 millones de años atrás un meteoro no hubiese eliminado a los dinosaurios algún raptor hubiese evolucionado hasta adquirir los rasgos que hoy tienen los humanos. Sin embargo, si a nuestra especie y a los grandes animales de la superficie nos pasa lo mismo que a los dinosaurios, un candidato a ser la mayor inteligencia creada en este planeta bien podría ser un cefalópodo evolucionado.
Dentro de los animales invertebrados los pulpos ocupan la misma cabecera en inteligencia que hoy los humanos ocupan dentro de los vertebrados. Hay pulpos que aprenden juegos, a desenroscar frascos, a fabricar instrumentos, a meterse en los lugares más inaccesibles, o a imitar su entorno o a otras especies.
Sus cerebros tienen la misma proporción en torno a su cuerpo que la que tienen varias aves y mamíferos. Es más, se cree que, aparte de tener un cerebro central, ellos tienen uno adicional en cada una de sus 8 extremidades, las mismas que gozan de cierta autonomía para operar. Por ello los estudian los ingenieros en robótica así como los que han desarrollado los últimos lentes fotográficos se han inspirado en su complejo sistema de dos ojos con iris, retina, lente y pupila.
Hoy la inteligencia de los pulpos es limitada debido a su corto periodo de vida (un quinquenio o menos), y a que son animales solitarios que no socializan mucho ni aprenden de sus padres. Un pulpo solo puede procrear una vez, y hay especies en las cuales la hembra es 40,000 veces mayor que el macho (igual que hoy una mujer humana sea del tamaño de un colina).
Sin embargo, si hay una masiva extinción, estos animales podrán cambiar. Quién sabe si de aquí a decenas o cientos de millones de años quienes tengan 8 tentáculos reemplacen a quienes tengan 2 manos, y ellos no solo sean capaces de viajar por el cosmos sino por el tiempo. En ese caso no tendríamos un pulpo que prediga el futuro sino un descendiente que podría venir desde el futuro para estudiarnos a nosotros.