Con el arribo de Obama a la Casa Blanca, EEUU ha buscado deslindarse de la antigua beligerancia de Bush para tender puentes hacia Rusia, China, Europa y América Latina
Después de que Putin visitara EEUU y mantuviese una buena relación con Obama, el domingo la FBI capturó a una decena de ciudadanos acusándolos de ser espías rusos. La guerra fría, que se había congelado tras que se desmoronase el bloque soviético, parece que volviese a querer salir de la nevera.
La Rusia del 2010 es muy diferente a la de hace 20 años, cuando el Kremlin dominaba una coalición mundial de economías planificadas estatizadas regidas por partidos comunistas únicos. En 1991 la Unión Soviética se desintegró en 15 repúblicas que promovían el capitalismo (y la mayor parte de ellas democracias pro-EEUU). Tres de ellas (las del Báltico), al igual que los 6 antiguos componentes este-europeos del Pacto de Varsovia, se integraron a la OTAN y a la Unión Europea.
El Partido Comunista en Rusia lleva casi dos décadas en la oposición donde se ha reciclado como nacionalista pro-democracia multipartidaria del mercado.
Washington dejó de referirse a Moscú y al comunismo como su enemigo principal, y pasó a considerar que su estrategia global pasaba por enfrentar al terrorismo islámico y a los estados parias. La nueva Rusia le fue siendo un aliado inicial en la lucha contra Al Qaeda y los talibanes.
Sin embargo, nuevas tensiones se han ido generando a medida que Rusia ha salido de su debacle económica y EEUU viene perdiendo autoridad mundial. Putin objeta el despliegue de nuevos misiles en Europa oriental, traba las sanciones más drásticas que Washington quisiera imponer desde el Consejo de Seguridad de la ONU contra Irán, hace maniobras militares navales con Venezuela y ha invadido Georgia.
Con el arribo de Obama a la Casa Blanca, EEUU ha buscado deslindarse de la antigua beligerancia de Bush para tender puentes hacia Rusia, China, Europa y América Latina. No obstante, esas aproximaciones no siempre serán lineales pues habrá tiras y aflojes.
La captura de los espías rusos en EEUU es una muestra de esto último y también continúa a un anterior choque entre Londres y Moscú a raíz de la muerte de un desertor ruso. Según versiones rusas lo acontecido muestra la mano del ala conservadora norteamericana, con fuertes nexos con la FBI, la cual busca evitar acercamientos entre Obama y Putin.
Vicky Peláez
Dentro de los apresados como espías de Rusia en EEUU está Vicky Peláez, una conocida periodista nacida en Cuzco en 1955, y su esposo Juan Lázaro, catedrático uruguayo-peruano.
Peláez fue una reportera de Frecuencia Latina TV en Lima que se fue a vivir a Nueva York después de que el MRTA la secuestrase brevemente. En la ciudad sede de la ONU ella se convirtió en una de las escritoras más conocidas del mayor diario hispano de ésta: El Diario La Prensa. Sus columnas semanales eran muy críticas al sistema. Este medio, pese a las divergencias que tenía con ella, la mantenía en su elenco debido a la popularidad de sus artículos en ciertos estratos.
Uno podía no concordar con su radicalismo de izquierda, pero a ella se le reconocían muchos méritos. En 1995 ella recibió la condecoración de la Asociación de la Prensa Hispana de EEUU (una de las dos más influyentes sociedades de prensa en castellano del mundo) por lo sobresaliente de uno de sus editoriales.
La FBI sostiene que el seguimiento había durado dos décadas y a los sospechosos se les imputa haber recibido dineros de Moscú, por lo que podría esperarles hasta 20 años de cárcel. Peláez sostiene que los servicios de inteligencia interceptaron sus conversaciones privadas, destrozaron su casa a la cual han plantado de micrófonos y que hurgaron todas sus pertenencias.
La acusación de que Peláez sería una agente secreta rusa no es fácil de digerir. Ella es una figura pública alineada abiertamente con el socialismo cubano, venezolano y boliviano. Esto, de por sí, la hace incompatible con el actual gobierno ruso, el mismo quien desde 1991 hace todo lo posible por desbaratar el viejo modelo ‘leninista’ y por reintroducir el mercado, y cuyo principal adversario es el partido comunista ruso.
Fuentes rusas niegan el espionaje y aducen que dichas capturas obedecen a un ala conservadora fuerte en la FBI que quiere minar los crecientes lazos entre Obama y Putin.
Judith Torrea, premio Ortega y Gasset de periodismo, escribió en El País de España que esas acusaciones les parecen inverosímiles y que ella no tiene dinero para pagar por abogados.
Lo acontecido es algo que también debería preocupar a las oposiciones anti-ALBA pues querrá ser utilizado por Chávez y Castro para demostrar que la prédica pro-democracia de EEUU es inconsistente pues no la aplican en casa.
Al margen de si las acusaciones son o no ciertas el deber de la SIP y de todo ente periodístico sería el de que se garantice que ella tenga acceso a una buena defensa y que su apresamiento no sea parte de una ‘caza de brujas’.