Lula, Chávez y Kirchner condenaron dichos comicios como fraudulentos y militarizados por lo que siguen demandando que se mantenga la cuarentena sobre Honduras
Cuando Colombia celebraba su bicentenario, en El Salvador los gobiernos de 7 de los 8 países miembros del Sistema de Integración Centro Americano (SICA) tuvieron una cumbre donde decidieron readmitir en su seno a Honduras.
Inmediatamente después del golpe hondureño del 28 de junio del 2009 que deportó al presidente constitucional Manuel Zelaya todos los países del mundo decidieron no reconocer al nuevo mandatario Roberto Michelletti. Esto generó el que la OEA suspendiera a esa nación de 7,8 millones de habitantes.
Sin embargo, dentro de la comunidad internacional se produjeron dos polos. Por un lado estaba Venezuela, Brasil, Argentina, la UNASUR y el ALBA que se negaban a cualquier solución que no pasase por el restablecimiento en el poder de Zelaya, el mismo quien llegó a estar refugiado en la embajada brasilera de Tegucigalpa. De otra parte estaba EEUU y sus aliados en la región estaban preparando las condiciones para readmitir a Honduras sin Zelaya cuando esta nación realizase elecciones generales, las cuales se dieron el 29 de noviembre produciendo la victoria del candidato conservador Porfirio Lobo.
Lula, Chávez y Kirchner condenaron dichos comicios como fraudulentos y militarizados por lo que siguen demandando que se mantenga la cuarentena sobre Honduras. Obama, mientras tanto, insta a sus allegados en el hemisferio a restablecer lazos con Honduras.
En la Unión Sudamericana solo 2 de sus 12 miembros (Perú y Colombia) han recibido a Lobo, mientras que en el bloque centroamericano Nicaragua es el único de sus 8 componentes que se ha negado a reconocerle. Ortega mantiene el mismo veto del ALBA, a la cual integra, y antes en algún momento barajó abiertamente con la posibilidad de apoyar una lucha violenta en su vecina Honduras para restaurar a Zelaya.
Un rol clave en la decisión de la SICA para readmitir a Honduras la tiene El Salvador, país anfitrión de su última cumbre. Su presidente Mauricio Funes es el primer presidente que tiene el Frente Farabundo Martí, la primera antigua guerrilla latinoamericana que debuta en el poder tras haber rendido sus armas y ganado en las urnas. El, además, está casado con Vanda, una brasilera que ha sido lideresa dentro del Partido de los Trabajadores de Lula.
El planteo de Funes, que ha sido seguido por el centroizquierdista Colom de Guatemala, divide a la izquierda latinoamericana y genera dentro de ella un ala que está dispuesta a transar con los efectos de un golpe. Todo ello se da cuando Cháves viene dando un giro opuesto al ir radicalizando sus medidas al querer controlar el que ha sido un importante canal de TV de la oposición y luego al romper relaciones con Colombiana.