David Milliband. (foto cortesía)
Esa guerra, que hoy es la principal que viene configurando a la política mundial, se dio en base a la alianza entre la derecha republicana de EEUU (Bush) y la centroizquierda socialdemócrata británica (Blair)
David Milliband fue el último secretario de relaciones externas del saliente gobierno de Brown y es el favorito para ganar las internas del laborismo y convertirse en su nuevo jefe. Sus declaraciones, por lo tanto, pueden tener mucha importancia.
El acaba de decir que si en el 2003 se hubiese tenido la misma información que hoy se tiene en sentido de que Iraq no poseía armas de destrucción masiva, la guerra no se hubiese dado. Ello implica un giro radical para el laborismo pues Blair se justifica diciendo que la invasión siempre quedaría valida como la mejor vía para haberse deshecho de Saddam.
Con sus nuevas declaraciones David Milliband busca distanciarse de ser visto como un delfín de Blair mientras que así pretende cortar viada a su principal rival en las elección por el liderazgo de su partido quien es, paradójicamente, su propio hermano Ed, quien se haya más ligado al ala de Brown.
David quiere congraciarse con una gran parte de la militancia y del electorado laborista que piensan que el mayor error que tuvo el anterior gobierno fue el haber ocupado Iraq.
Con ese nuevo golpe de timón él también busca invertir las cartas al liberalismo.
Hasta hace dos meses los liberales se presentaban como el partido que cuestionaba al laborismo desde la izquierda y desde una óptica crítica a las guerras. Hoy David quiere trastocar ello y pretende minar por la izquierda al liberalismo a quien acusa de sacrificar sus principios para disfrutar de cargos en el primer gobierno en el cual figuran como socios minoritarios desde la II Guerra Mundial.
Si el laborismo adopta una forma de autocrítica (aunque parcial) sobre la guerra ante Iraq ello ha de tener un impacto fuera de sus fronteras.
Esa guerra, que hoy es la principal que viene configurando a la política mundial, se dio en base a la alianza entre la derecha republicana de EEUU (Bush) y la centroizquierda socialdemócrata británica (Blair).
El laborismo, no solo que envió el segundo mayor destacamento militar (aunque el primero en el sur), sino que le dio una cobertura más amplia a la invasión, pues atrajo o neutralizó a muchos europeos y ‘socialistas’.
Esta fue la cuarta guerra que hizo Blair (récord en la historia del laborismo en el poder) y fue parte de la estrategia que unos describían como la de ser el ‘perrito faldero’ de Washington y otros como la mejor manera de utilizar a su ex colonia en su intento de reconstruir su poder en lo que fueron sus antiguas dependencias o zonas de influencia.
Con su nuevo reposicionamiento el laborismo podría querer reinventarse como un partido supuestamente pro-paz en Palestina, Iraq, Afganistán e Irán.