El deporte no escapa a la sociedad en que vivimos. Los campeonatos tienen siempre un transfondo político y económico
No siempre los resultados de los partidos cruciales del torneo se definen en la cancha. El deporte no escapa a la sociedad en que vivimos. Los campeonatos tienen siempre un transfondo político y económico.
Durante la época de la guerra fría las olimpiadas eran una arena donde los llamados "mundo libre" y "mundo socialista" competían por mostrar cuál de los sistemas sociales permitía mejores condiciones para las actividades humanas. La URSS, EEUU y China, no sólo eran las grandes potencias nucleares, sino también olímpicas. La pugna por las medallas enfrentaba a las dos Alemanias y a los dos grandes bloques políticos que se disputaban el control del planeta.
En los mundiales de fútbol ninguno de los grandes protagonistas de la guerra fría solía tener un rol significativo. China logró entrar en esta versión (2002) por primera vez a este torneo y EEUU recién ha empezado a invertir recursos en el soccer. La URSS, en vida de Stalin, nunca participó de mundial alguno. La primera vez que miembros del Pacto de Varsovia compitieron en un mundial fue en 1954 en la neutral Suiza, al año de haber muerto Stalin. Sólo en dos oportunidades (Hungría en 1954 y Checoeslovaquia en 1962) equipos de países regidos por partidos comunistas llegaron a una final.
Los mundiales tendían a ser patrimonio de los equipos latinoamericanos y europeos. Sólo en estas regiones se jugaban las copas y sólo de allí salían los finalistas en los cuartos de final. Sin embargo, los mundiales siempre tuvieron un carácter político. El fascismo impulsó conscientemente a que Italia ganara las copas de 1934 y 1938, como vía de afirmación y expansión de su influencia. En Brasil y Argentina los mundiales han servido para distraer a la opinión pública. En 1978 la junta militar logró usar el torneo jugado en su país para consolidarse. Hasta la fecha hay diversas denuncias que Argentina logró llegar a la final gracias a que se arregló un partido con el Perú (quien estaba gobernado por una dictadura amiga) para que se dejara vencer por seis goles.
Desde la caída del muro de Berlín la globalización de los mercados y la cultura ha venido avanzando. Esta requiere de un deporte profesional por excelencia, en el cual se uniformicen los diversos países para competir entre ellos. El béisbol es un deporte centrado en las áreas de influencia norteamericana, mientras que el cricket lo es en la mancomunidad británica de naciones. Ahora países que nunca le habían dado mayor importancia al balompié se ven obligados a destinar cuantiosos recursos en fomentarlo.
En el año 2002, por primera China y todos los 5 miembros del consejo de seguridad de la ONU han participado de un mundial. Japón y EEUU han gastado billones en servir de sedes y dotarse de equipos sólidos. También por primera vez, seis de los siete miembros del grupo de los países más ricos han competido en un mundial y han llegado a ser anfitriones de éstos.
Las olimpiadas cuentan con mucho amateurismo y son demasiado variadas en disciplinas. En cambio, en los mundiales cada país se siente representado por su propio equipo nacional. La lucha deportiva es también una que sirve para levantar el orgullo nacional y atraer atención internacional, la misma que pueda conllevar a réditos en turismo e inversiones. El hecho de que Senegal derrotase a su ex-potencia colonial, la misma que fue el campeón de 1998, es algo que levantó el orgullo nacional propio y africano.
Las derrotas de México y Argentina ante rivales tradicionales con los que anteriormente han estado en guerra es algo que merma el orgullo nacional. El mal desempeño gaucho en el mundial 2002 contribuyó a acrecentar el malestar social que sacudía a la nación con la mayor crisis política y económica de Sudamérica. El mayor acto de violencia en el mundial se dió en Moscú cuando la escuadra rusa perdió ante Japón, país con el cual estuvieron en guerra en 1904 y 1945 y que hoy compite con Rusia en el Asia.
La primera copa jugada fuera de Europa y las Américas (Corea del Sur-Japón 2002) fue la primera en la cual equipos de Asia llegan a cuartos de final. Nunca ante una nación no cristiana llegaba tan lejos y ahora una musulmana ha salido tercera mientras una budista ocupó el cuarto puesto.
Los mundiales también sirven para el potenciamiento de numerosas multinacionales. Algunas de éstas, como Nike, hasta se ufanan de haber tenido prácticamente comprada a la principal escuadra (Brasil).
El hecho de que los mundiales tiendan a convertirse en otra arena más de la pugna por vender la imagen de un país en medio d ela globalización va a generar nuevos conflictos tras la mesa. Corea del Norte no pudo entrar al mundial antepasado y la circunstancia de que la copa se haya jugado en la mitad sur de su nación debe servir para que se incentive el aislamiento internacional que Bush pregona.
Palestina tiene derecho a presentar su equipo a las eliminatorias, pero no así Chechenia o Kurdistán. El derecho a contar con un elenco en el Mundial constituye un avance político hacia la independencia. No por casualidad, Francia impide que sus dependencias en ultramar puedan tener sus propios elencos, aunque colonias de otros países sí tengan tal derecho.
Algunos países deben competir en ligas que pertenecen a otras regiones. Esto debido a razones de índole política. Israel sigue sin poder entrar a las eliminatorias jugadas en su continente. Este país asiático debe competir a veces en la misma liga con Europa u Oceanía. Turquía, pese a ser una nación esencialmente asiática, persiste en querer estar en la liga europea pues así busca generar las condiciones para un eventual ingreso a la Unión Europea. Trinidad Tobago, Guyana o Surinam no participan en la liga sudamericana, pese a estar en dicho continente, pues geopolíticamente son parte del Caribe.
El Reino Unido es un caso extraño, ya que se permite a un mismo país contar con 4 equipos nacionales y en 1958 se llego al extremo que estos 4 llegaron al mundial, mientras que Sudamérica sólo tuvo 3 equipos y Asia, Afria y Oceanía, ninguno.
Por el momento el subcontinente indio es un gran ausente, pese a albergar a un quinto de la humanidad.
Los resultados del mundial 2002 sirvieron poderosamente al régimen sudcoreano para consolidarse frente a un creciente descontento interno, así como para aventajar sus posiciones de fuerza en la carrera para aislar Corea del Norte y eventualmente anexarla. A las corporaciones niponas y coreanas el Mundial 2002 les servió de gran ayuda para expandir su influencia internacional. La segunda potencia económica del planeta sale bien parada de este torneo, ya que el hecho de haber ofrecido una buena infraestructura tecnológico fortalecerá su imagen inetrnacional.
A falta de pan bueno es circo y la victoria brasilera permitió apaciguar ánimos en el país latino más grande y poblado.
Dato curioso es que el actual campeón y los anfitriones de las tres recientes copas (Africa del Sur, Alemania y Japón) quieren ingresar como miembros plenos al Consejo de Seguridad. Una buena perfomance en esta copa les ayudaría a majorar su imagen y su base interna.