VALPARAISO, CHILE.- Sebastián Piñera asumió como 38° presidente de Chile en una ceremonia tensa y abreviada, con momentos de dramatismo debido a una sucesión de grandes sismos, previos y posteriores, que conmocionaron a un millar de invitados, entre los cuales nueve gobernantes extranjeros. "Fue un cambio de mando muy especial. Tuvimos sismos antes, durante y después del cambio de mando. Fueron tres réplicas del terremoto del 27 febrero", comentó Piñera. Lo que debía ser un acontecimiento político histórico, el fin de 20 años de gobiernos de centroizquierda para dar paso a una coalición derechista, quedará marcado por las expresiones de temor y pánico de varios de los gobernantes visitantes.
El nuevo presidente recibió la banda presidencial y la piocha de mando de manos del senador democratacristiano Jorge Pizarro, electo una hora antes en un hecho que evidencia la mayoría relativa de la oposición a Piñera en la Cámara alta.
En cambio, en la Cámara de Diputados la mayoría relativa la tiene la Coalición por el Cambio, que respalda a Piñera, y que designó como presidenta a Alejandra Sepúlveda, del Partido Regionalista Independiente.
La alerta de tsunami -anunciada en medio de la ceremonia por la marina- restó brillo a la salida de Piñera desde la sede del Parlamento, en un auto descapotable y luciendo la banda presidencial en el pecho.
El flamante mandatario recibió honores de destacamentos militares en la avenida Pedro Montt, frente al Parlamento, mientras cientos de habitantes de Valparaíso huían hacia los cerros alertados del riesgo de maremoto, que no se concretó, y el comercio bajaba sus cortinas.
El edificio del Parlamento fue desalojado rápidamente en medio del nerviosismo de los invitados. Piñera debió acortar el "almuerzo de trabajo", en el Palacio de Cerro Castillo, en Viña del Mar, con los mandatarios extranjeros, y abordó apresuradamente un helicóptero para ir a la región de Rancagua, con daños materiales pero no víctimas mortales tras un gran sismo ocurrido a las 11.39 locales, con epicentro en el mar, en Pichilemu.
Piñera decretó, de inmediato, zona de catástrofe a la región de O'Higgins y dijo que "más vale prevenir que curar", al comentar la alerta de tsunami que rigió durante cuatro horas.
Hernán de Solminiach, ministro de Obras Públicas, anticipó que su primera tarea será "preocuparnos de la gente, del agua potable y la producción. Caletas pesqueras, puertos y aeropuertos son prioridad".
En tanto, Joaquín Lavín, ministro de Educación, expresó que "la primera tarea es normalizar el año escolar".
Piñera viajará en abril a Estados Unidos para una cumbre sobre seguridad nuclear y en mayo a Europa para un encuentro europeo-latinoamericano, confirmó el canciller Alfredo Moreno.
La situación en Valparaíso contrastó enormemente con la normalidad vivida dos horas antes en el Palacio de La Moneda, en Santiago, donde la mandataria saliente Michelle Bachelet fue ovacionada por unas 12 mil personas, en su mayoría mujeres que agitaban pañuelos blancos y fotografías de la mandataria.
"Bachelet, Bachelet, te queremos otra vez", y "se siente, se siente, el pueblo está presente", gritó la gente reunida en la Plaza de la Constitución, a la cual Bachelet había saludado desde el balcón de La Moneda y luego con apretones de mano en la calle.
Bachelet dijo estar "triste por el dolor de nuestra gente", pero "con la frente en alto, hemos cumplido con lo que hemos prometido, con la gente y nunca hemos faltado a ella".
La ex mandataria dijo que en el gobierno "todos nos sentimos orgullosos por lo que hemos sido capaces de construir, del rol que hemos jugado como gobierno y como sociedad".
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