Primera edición apareció en 1771. (foto ANSA)
BUENOS AIRES.- Casi mil páginas componen el Manual de la Nueva Gramática de la Lengua Española, cuya primera edición apareció en 1771 y la última en 1931, tiempo que transcurrió entre propuestas y proyectos que recién ahora han encontrado en la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española, el esfuerzo mancomunado para publicar esta renovada versión.
Durante el XI Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española realizado en Puebla, México, 1998, recibió la Real Academia Española el encargo formal de abordar de manera definitiva la nueva edición de la Gramática, con la especificación de que debía elaborarla en forma conjunta y consensuada con las veintidós academias.
Ese compromiso se expresó en un trabajo coordinado durante once años por el presidente de la Real Academia, Víctor García de la Concha, que además es presidente de la Asociación de Academias.
En consecuencia la Nueva Gramática de la Lengua Española es el resultado del ambicioso proyecto lanzado en Puebla. "No es solo una obra colectiva, resultado de la colaboración de muchos, sino también una obra colegiada, el último exponente de la política lingüística panhispánica, que la Academia Española y sus veintiuna Academias hermanadas vienen impulsando desde hace más de un decenio", señala el prólogo de la edición que distribuye Espasa en Iberoamérica.
El prólogo también resalta la "cohesión lingüística" que impuso la obra, pues hay construcciones gramaticales que no coinciden en áreas lingüística diferentes.
"No es posible presentar el español de un país o de una comunidad como modelo panhispánico de nuestra lengua", reconoce el prólogo, que ha buscado preservar las estructuras que son compartidas por la mayor parte de los hispanohablantes y al mismo tiempo incluir las variantes existentes en regiones de América o España.
El Manual incluye también las construcciones gramaticales documentadas en una determinada comunidad o se limitan a una época, así como aquellas que los propios pobladores de una determinada región consideran que son propias del discurso formal y otras que están restringidas al habla coloquial.
La lengua oral y la escrita están limitadas a un tipo de discurso, a su vez con variantes tratándose del científico, el periodista o el lenguaje infantil.
A partir de estas aclaraciones, las recomendaciones del Manual se basan en la percepción que las Academias tienen de los juicios lingüísticos que "los hablantes cultos llevan a cabo sobre la lengua y de cuyos usos tienen conciencia".
La Real Academia advirtió además que existe el precedente Diccionario Panhispánico de Dudas, consensuado también por todas las academias, y que entre ambas hay diferencias valorativas, aunque, en realidad, escasas.