Otro ex presidente de Haití quiere regresar a ese país caribeño. Se trata de Jean Bertrand Aristide quien dice que quiere servir como ciudadano común a su patria según comunicación enviada desde Sudáfrica donde se encuentra. La situación se calentó en Haití ya que llegó la semana pasada el ex dictador Jean-Claude “Baby Doc” Duvalier quien dejó el poder en 1986 luego de una revuelta popular. Se suponía que Duvalier abandonaría la Isla el día de ayer luego que las autoridades le dieran un nuevo pasaporte.

Aristide dijo que está preparado para dar fin a su exilio en Sudáfrica en un correo electrónico dado a conocer por sus seguidores en el cual señala que podría regresar a Haití “hoy, mañana, en cualquier momento”. “En lo que a mí respecta, estoy listo”, dijo Aristide quien agregó que “El propósito es muy claro: contribuir a servir a mis hermanas y hermanos haitianos como un ciudadano común en el campo de la educación”.

Jean Claude Duvalier y Jean Bertrand Aristide gobernaron la nación más pobre de América Latina. Duvalier y su familia se caracterizaron por los métodos sanguinarios y antidemocráticos y el uso de la brujería y prácticas populares como el “Budú” para influenciar a las mayorías de sus conciudadanos. Aristide fue un populista que recibió la crítica y oposición de sus rivales que finalmente lo derrocaron con las armas por un simpatizante duvalierista Raúl Cedrac. La presencia de los personajes de la política podría encender las tensiones en Haití por las próximas elecciones en ese país caribeño.

Aristide fue sacado del poder en 2004, cuando dejó Haití a bordo de un avión estadounidense mientras un pequeño grupo de rebeldes se acercaba a la capital.

Su regreso ha sido la principal exigencia de sus seguidores del partido Fanmi Lavalas, al que funcionarios electorales impidieron participar en las polémicas elecciones del 28 de noviembre. Aunque el partido ha perdido influencia, Aristide sigue siendo popular.

Aristide es dos años más joven que Duvalier, el ex dictador de 59 años al que se opuso cuando era un sacerdote católico en la barriada de La Saline. Aristide no apoya a ningún candidato en el actual proceso político y ha dicho que no buscaría un cargo si regresa.

En su carta aseguró, en cambio, que su regreso es necesario para que pueda ayudar a sus compatriotas y para poder recibir atención médica luego de seis operaciones oculares en seis años de exilio. Las autoridades haitianas nunca respondieron a los pedidos de Aristide de un nuevo pasaporte, manifestó Brian Concannon, director del Instituto Pro Aristide para la Justicia y Democracia en Haití.

El Departamento de Estado respondió a la carta a través de mensajes del vocero P.J. Crowley en la red social Twitter. “Éste es un período importante para Haití. Lo que necesita es calma, no acciones divisivas que distraen la atención de la tarea de formar un nuevo gobierno”, escribió en uno de ellos.

“No dudamos del deseo del presidente Aristide de ayudar al pueblo de Haití”, decía el otro. “Pero hoy Haití necesita concentrarse en su futuro, no en su pasado”.

Duvalier dijo un portavoz, quien insistió en que el derrocado líder no puede ser obligado a dejar su patria ni tampoco a quedarse para enfrentar un posible juicio penal por cargos de corrupción y abusos a los derechos humanos durante su régimen autoritario.