EL CAIRO.- La plaza Tahrir de El Cairo, que desde hace 14 días es el centro político egipcio, donde miles de personas manifiestan contra el presidente Hosni Mubarak, se está transformando con el paso de las jornadas y la reanudación de las actividades, en un espacio de vida cotidiana y de esperanzas de un nuevo país.
En tanto, el nuevo gabinete de gobierno se reunió ayer por primera vez, presidido por Mubarak, y decidió una serie de medidas para bajar la tensión política, entre ellas aumentar un 15 por ciento los salarios de los empleados públicos y las jubilaciones, con un gasto de unos mil millones de dólares, informó el ministro de Finanzas, Samir Radwan.
Además, se decidió la creación de un fondo de 840 millones de dólares para compensar a los propietarios de negocios dañados por el vandalismo desde el comienzo de las protestas.
Asimismo, el ex ministro del Interior Habib al-Adly y el ex titular de Vivienda Popular Ahmed el-Maghrabi comparecieron ayer ante un juez, el primero por haber ordenado a la policía usar balas de verdad contra los manifestantes y el segundo por corrupción del erario público.
Por su parte, miles de manifestantes permanecían hoy en la plaza Tahrir (Liberación) en una nueva jornada de protestas, mientras numerosas personas retornaron a sus tareas en la capital.
El ejército intentó reducir la zona en que están desplegados los manifestantes para permitir el desplazamiento de otras personas y la reanudación de la circulación.
El grupo opositor Hermanos Musulmanes dijo que tras los coloquios con el gobierno está "examinando la situación" y advirtió que se apresta a "reconsiderar toda la cuestión del diálogo".