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DGI espera se logre aumentar con la nueva legislación 4,6 millones de dólares anuales.
Dentro de 150 días, las pulperías, farmacias y bares no podrán tener las nocivas tragamonedas que están afectando la salud mental de los niños y adolescentes y hasta los adultos que se dedican desde temprano al juego, creyendo la falsa ilusión, que le ganarán a las máquinas.
Solamente las empresas de casinos y juegos podrán tener el permiso para funcionar como mínimo con 10 máquinas según establece una de las categorías de la ley publicada.
La normativa fue aprobada en La Gaceta, diario oficial, se denomina Ley Especial para el Control y Regulación de Casinos y Salas de Juegos, Ley 766, que deberá ser reglamentada por el Ejecutivo dentro de 60 días y será regulada su aplicación por el Instituto nicaragüense de turismo, Intur.
La ley pretende regular la importación de las máquinas tragamonedas y juegos y dejar clara las reglas que deben de seguirse para la instalación de infraestructura y el capital que se necesita para invertir en ese ramo.
Se espera que el Estado a través de la Dirección General de Ingresos, DGI, que tiene una oficina dedicada a la recaudación de impuestos por Casinos, logre aumentar con la nueva legislación 4,6 millones de dólares anuales. Actualmente se recaudan 1.7 millones de dólares.
Millones de personas en el mundo quedan afectadas y se vuelven ludópatas por la enfermedad mental que generan los juegos de casinos y en Nicaragua esa no es la excepción. Da tristeza ver a los vendedores de pequeños negocios que se dirigen cada vez que venden o hacen algún negocio a las tragamonedas que están instaladas en los mercados capitalinos para gastar y gastar en forma adictiva lo poco que ganan. Muchos dejan sin comer a sus hijos y hasta venden sus propiedades por los mismos juegos de casinos pero nadie ha podido regular esas consecuencias.
El juego es igual que el alcoholismo o el consumo de drogas que debe de ser visto por las autoridades de salud. No se sabe si las empresas de casinos pagan los daños que generan a los obsesivos seres humanos afectados por los juegos de casinos pero la verdad es esa.
Millones pierden sus capitales en los casinos y dejan a sus hijos y familiares, y, hasta ellos mismos en el desamparo absoluto. Nadie regula ese comercio de la falsa ilusión de ganar a las tragamonedas programadas, ni sus efectos mentales y económicos para la sociedad.