Secretario General de la OEA, José Miguel
Insulza. (foto archivo)
Insulza puso énfasis en que la inseguridad afecta especialmente a adolescentes, niños y mujeres
El Secretario General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, se propone entre sus metas “enfrentar los desafíos” del Continente ante el crimen organizado y la desigualdad pero con la participación colectiva de todos los estados del hemisferio.
La XLI Asamblea General de la OEA fue inaugurada ayer en San Salvador uno de los países con altos índices de violencia y de muertes por la delincuencia organizada. A la reunión están llamados a participar todos los Ministros de Relaciones Exteriores del Continente con el lema de “Seguridad Ciudadana en las Américas”.
“El crimen, el narcotráfico y la violencia constituyen una amenaza a la estabilidad, al fortalecimiento democrático, al estado de derecho y al desarrollo económico en las Américas y particularmente en América Latina y el Caribe. No podemos ignorar ya la importancia crítica que tiene para nuestro futuro el aumento de la criminalidad y en particular el crimen organizado transnacional”, afirmó.
En su discurso, Insulza puso énfasis en que la inseguridad afecta especialmente a adolescentes, niños y mujeres, y explicó que no solo afecta a las personas, sino que “constituye también una amenaza a la estabilidad, al fortalecimiento democrático, al Estado de Derecho y al desarrollo de todos los países de las Américas”.
El “desafío político” que supone el crimen, prosiguió, “exige respuestas claras de nuestra parte” que deben provenir de “toda la sociedad, de las organizaciones sociales y políticas y de la ciudadanía active” y que deben derivar en “políticas públicas claras y decisiones políticas y presupuestarias que las implementen”.
En ese contexto, afirmó, los Cancilleres del continente están llamados en esta Asamblea General de San Salvador, y en el marco de la OEA a “adoptar medidas relativas al fortalecimiento de la cooperación internacional para prevenir y combatir las amenazas asociadas al crimen y la violencia”. Apunto que estas iniciativas deben abarcar un análisis del papel del Estado y su interacción con la sociedad civil, los medios de comunicación, el sector privado y la academia.
Dirigiéndose a los jefes de las delegaciones de los países miembros que asisten a la cita anual del organismo, dijo que “desde la OEA estamos preparados para enfrentar esos desafíos”. “Sólo esperamos decisiones claras y estoy seguro de que en esta Asamblea y en los meses sucesivos ustedes las adoptarán. Si lo hacemos, creo que ya no tendremos dudas y podremos contestar con toda seguridad que sí, que la que se ha iniciado será la década de América Latina y del Caribe, en el marco de un hemisferio que vive en progreso, seguridad y paz”, sentenció.
Como punto de partida para el debate, el Secretario General señaló el papel que la Organización desarrolló en los últimos años priorizando el trabajo en seguridad, y destacó la creación de la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (CICAD), el Comité Interamericano contra el Terrorismo (CICTE), la Secretaría de Seguridad Multidimensional, la coordinación de las reuniones hemisféricas de Ministros de Justicia y de Seguridad Pública.
En su discurso, el jefe del organismo hemisférico aseguró que la Asamblea de El Salvador llega “en un período auspicioso” para la OEA, tras la reintegración de Honduras y la elección e instalación de un nuevo Gobierno en Haití. En el primer caso el Secretario General destacó la “defensa de la democracia” que realizó el Organismo, y en el Segundo resaltó el papel que desempeñó la Misión de Observación Electoral Conjunta (MOEC) OEA-CARICOM.
“Estos logros”, afirmó, “crean el marco adecuado para la celebración, el próximo mes de septiembre, del décimo aniversario de nuestra Carta Democrática Interamericana”. Además de destacar la “propuesta integral” y la “legitimidad de origen” de que goza el documento aprobado el 11 de septiembre de 2001, el Secretario General alabó el debate en marcha “que no pretende reformar la Carta sino hacerla más eficaz, definiendo mejor los actos que constituyen violaciones graves de la institucionalidad democrática, proponiendo mecanismos para permitir la acción preventiva que evite las crisis y ofreciendo alternativas no invasivas para evaluar los progresos de cada uno de los aspectos que la Carta considera”.
Ese debate llega en una situación alentadora en el plano económico para América Latina y el Caribe, afirmó el Secretario General Insulza, que instó a los gobiernos a aprovechar los recursos procedentes del crecimiento para combatir el otro gran desafío de la región: la desigualdad.
“Si esos recursos son utilizados fundamentalmente en mejorar nuestros sistemas de protección social, en educación, en salud, en desarrollar nuestra infraestructura, en eliminar la pobreza extrema y en reducir la brecha entre los pocos y los muchos en nuestras sociedades, si mejoramos la calidad de nuestra acción publica y forjamos verdaderos acuerdos nacionales para avanzar, sin perder tiempo en polémicas inútiles, la respuesta puede ser positiva”, afirmó.
El Presidente de la Republica de El Salvador, Mauricio Funes, abrió su discurso dando la bienvenida a Honduras “como miembro de pleno derecho de este foro regional” y afirmó que “han sido necesarios muchos esfuerzos, pero lo más importante es que hoy Honduras está de regreso al seno de la OEA”, puntualizó, y recordó que la lección del caso debe ser que “los problemas de la democracia se resuelven con más democracia. Nadie ni nada puede sustituir a la soberanía popular”.
El primer mandatario salvadoreno abogó también en sus palabras por el fortalecimiento de la Carta Democrática Interamericana y por “su transformación en una herramienta eficaz para la prevención de situaciones como la que vivió nuestro hermano pueblo centroamericano”, y en tal sentido expresó su satisfacción por el respaldo que el Secretario General ya ha mostrado a dicha iniciativa.
Sobre la Seguridad en las Americas, tema central de la Asamblea, el Presidente salvadoreño hizo énfasis en la necesidad de “articular estrategias que nos permitan hacer frente, en toda la región, a uno de los enemigos más poderosos de la estabilidad y del desarrollo”, en referencia al crimen organizado y el narcotráfico. El jefe del gobierno salvadoreño concluyó reafirmando su confianza en que “las decisiones que tomemos en esta Asamblea contribuyan a afianzar la tarea conjunta y nos acerquen a encontrar soluciones para este complejo problema global”.